Siete escritores cubanos encarcelados por sus ideas

Cuba, tierra de escritores, desde el primero de enero de 1959 ha sido especialmente una isla de escritores censurados y presos por sus ideas. Conoce las historias de siete escritores cubanos encarcelados por pensar diferente.

ÁRBOL INVERTIDO (La Habana, Cuba, 19 Mayo 2021)

Poner tras las rejas a los escritores cuando estos cruzan una raya roja, porque se atreven a cuestionar al poder o porque se niegan a “entrar por el aro”, ha sido una práctica habitual en la etapa de la revolución cubana, desde 1959.

Aunque evidentemente no fue Fidel Castro el primer gobernante de la isla que temió a los escritores y los trató de enmudecer encerrándolos. Durante la colonia, tenemos al poeta Juan Francisco Manzano, nacido esclavo y torturado después de quedar libre. Hay incluso una literatura “carcelaria”, escrita durante o sobre el castigo de la cárcel. Esa bibliografía es amplia y recoge momentos célebres. Se cuenta que el poeta Gabriel de la Concepción Valdés (Plácido) iba recitando su poema “Plegaria a Dios” mientras lo llevaban al lugar de su ejecución. Otro poeta fusilado por los españoles, Juan Clemente Zenea, dejó su Diario de un mártirJosé Martí, el más universal de los cubanos, cuando era muy joven, fue condenado por revelar sus ideas independentistas en una carta privada, experiencia que resumió en El presidio político en Cuba. Luego, en la primera mitad del siglo XX, pasaron alguna vez por la cárcel escritores como Rubén Martínez Villena y Alejo Carpentier, entre otros. También tenemos el Presidio Modelo, de Pablo de la Torriente Brau.

Pero, cuando la isla queda dominada por la ideología comunista, es cuando se abre para los escritores cubanos un largo capítulo de vigilancia sistemática, campos de concentración (UMAP), normas sociales impuestas por decreto, adoctrinamientos, censuras, correcciones de la conducta, y el castigo de la cárcel para los más problemáticos, pena que casi siempre acaba en destierro.

Uno de los procesos más sonados del gobierno cubano contra un escritor, es el del poeta Heberto Padilla: antes de verse obligado a autoinculparse públicamente, en un evento que pasaría a los anales universales de la infamia, estuvo treinta y siete días encarcelado (entre marzo y abril de 1971) en Villa Marista, sede de la Seguridad del Estado.

Si intentáramos mencionar a todos los escritores condenados a pasar una temporada en las cárceles revolucionarias, correríamos el peligro de hacer una lista demasiado extensa, y, aun así, pasar por alto más de un nombre. Asimismo, elegir solamente a unos pocos no resulta menos difícil, pues parece imposible comparar entre cantidades de sufrimiento.

A continuación, hemos seleccionado a siete de los más significativos en esta historia, en representación de todos los escritores cubanos encarcelados a partir de 1959.

Reinaldo Arenas (1943-1990)

Fue tal vez el primer caso notable de condena contra un escritor por parte del régimen. Abiertamente homosexual, el poeta y narrador nacido en 1943, quedó excluido desde los primeros años de la Revolución de los principales espacios que marcarían la política trazada por Fidel Castro en su famoso “Discurso a los intelectuales”. Desde la Biblioteca Nacional al Instituto Cubano del Libro y de allí a las páginas de la revista La Gaceta de Cuba, el estamento público que comenzaba a alcanzar Arenas, a la par que sus constantes críticas a la dictadura, dispararon las alarmas de la Seguridad del Estado (SE), órgano represivo creado para controlar de cerca cualquier actividad de oposición emergente en la isla.

Tras el éxito de su única novela publicada en territorio nacional, Celestino antes del alba (1967), agotada en apenas una semana y sin reeditarse, la SE, que para el año 1971 ya se había estrenado en sus métodos estalinistas con la sonada autoinculpación del poeta Heberto Padilla, se dispuso a seguirle los pasos a Arenas. Lo que sobrevino fue la acusación por “desviaciones ideológicas” contra el escritor de treinta años y su condena a prisión, que cumplió entre 1974 y 1976 en las mazmorras del castillo El Morro, frente a la bahía de La Habana.

Luego de su liberación permaneció algunos años silenciado en Cuba, hasta su salida por el Mariel en 1980 hacia el exilio, de donde nunca regresó.

Sus años de supervivencia en El Morro, confinado entre presos comunes, quedaron recogidos en su autobiografía Antes que anochezca (1992), el libro en que se basó el director Julian Schnabel para realizar la película de igual título, con Javier Bardem en el papel de Arenas (actuación que le valdría al español una nominación a los Premios Oscar en 2001).

Pero, Arenas no pudo asistir a ese y otros éxitos que darían a conocer su magia narrativa y su vida insobornable dentro de un gran reconocimiento internacional. El 7 de diciembre de 1990, enfermo de SIDA, puso fin a su existencia en la ciudad de Nueva York.

“O se vive como uno desea, o es mejor no seguir viviendo”, apuntó en su autobiografía, concluida poco antes de su último día. “En Cuba había soportado miles de calamidades porque siempre me alentó la esperanza de la fuga y la posibilidad de salvar mis manuscritos. Ahora la única fuga que me quedaba era la muerte”.

Ángel Cuadra (1931-2021)

De opositor a la tiranía de Fulgencio Batista, cuando estudió en la Universidad de La Habana, pronto pasó a oponerse también al nuevo régimen, cuando comprendió que no eran muy diferentes.

Ángel Cuadra fundó tempranamente el Grupo Literario Renuevo (1957) y publicó su poemario Peldaño (1959). Ejerció como abogado hasta 1967. Para ese año, mientras la cortina de hierro a la que se había hilvanado el gobierno cubano comenzaba a oxidarse con las primeras protestas de polacos y checos, las “actividades subversivas” del poeta Cuadra acabaron por no cuadrarle al ojo atento de la tiranía.

Formó parte de una revista en contra del gobierno. Lo sentenciaron a 15 años de prisión, pena que cumplió con su cuota añadida de golpes, insultos, castigos, menoscabos y el aislamiento de los suyos.

Jamás consiguieron doblegar su alma de poeta, y desde la celda concibió y logró publicar, con la ayuda de amigos en el extranjero, Impromptus (1977) y Poemas en correspondencia (1979). En la prisión se dedicaba además a la publicación clandestina de textos literarios de presos políticos. Declarado prisionero de conciencia por Amnistía Internacional, fue nombrado miembro honorario del PEN Club de Suecia en 1981, hasta que, tras una gran campaña internacional, fue puesto en libertad y en 1985 pudo emigrar a Estados Unidos, donde se reunió con su familia.

Viajó a Suecia y Alemania, los países que más habían hecho por su libertad. Se graduó en Letras Hispánicas en la Universidad de la Florida, allí trabajó como profesor de Lenguas Modernas. Fundó el PEN Club de Escritores Cubanos en el Exilio y continuó escribiendo incansablemente hasta su muerte en febrero de 2021.

María Elena Cruz Varela (1953)

La única mujer de esta lista, autora del poemario Hija de Eva (1991), con que ganara el Premio Nacional de la UNEAC, nació premonitoriamente el mismo año en que Fidel Castro asaltó el cuartel Moncada. A inicios de la década de 1990, ya María Elena se enfrentaba a la disyuntiva de no permanecer indiferente ante la situación política provocada por el autoritarismo del mismo hombre que en el año de su nacimiento había atacado al ejército batistiano buscando para Cuba supuestamente un cambio de destino. ¿Tendría ahora ella el coraje de exigir un cambio en la nación que hasta entonces había vivido y defendido con sus virtudes literarias?

Lideró el grupo disidente Criterio Alternativo, y decidió, junto con otras personalidades de la cultura, redactar una Declaración de los Intelectuales Cubanos que pasaría a conocerse como “La carta de los diez”, por el número de firmantes. Enviaron el documento el 2 de junio de 1991 a las más altas instancias del Partido Comunista de Cuba y a la Asamblea Nacional, solicitando explícitamente a Fidel Castro la liberación de los prisioneros políticos.

Figuras como Jorge Pomar Montalvo, Fernando Velázquez Medina y Manuel Díaz Martínez, estamparon sus firmas al pie de aquella misiva que empezó a circular de mano en mano por la capital cubana.

La tarde del 19 de noviembre de 1991, una pareja de conocidos llegó al apartamento de María Elena en un edificio del reparto Alamar, pidieron para pasar a discutir varios puntos de una campaña de octavillas lanzada por Criterio Alternativo. Pero, cuando la poeta accedió a abrirles, aquel hombre y aquella mujer se transformaron en desconocidos monstruos, y se multiplicaron en una turbamulta que surgía de todos los costados de la vivienda, irrumpiendo violentamente y destrozando cuanto encontraban a su paso. Golpearon a todas las personas presentes, incluyendo a la hija de María Elena. Y a ella la arrastraron escaleras abajo hasta la calle, donde otro grupo tenía la misión de introducirle por la boca los papeles con las octavillas del programa opositor.

Fue conducida a Villa Marista, el centro de la Seguridad del Estado, y, en juicio sumarísimo, condenada a dos años de prisión. Los “actos de repudio”, sin precedentes en materia de crueldad, y el ensañamiento dentro del presidio, sin embargo, no pudieron someter a la escritora. Después de dos años de cárcel y una campaña internacional pidiendo su liberación, partió al exilio en 1994, primero a España y luego a los Estados Unidos, donde seguiría publicando obras fundamentales de la literatura de todos los tiempos, como el testimonio Dios en las cárceles de Cuba (2001), memorias noveladas de las mujeres que padecieron el presidio político en Cuba.

Jorge Olivera Castillo (1961)

Detenido por una tropa militar en su hogar en La Habana el 18 de marzo de 2003 y, tan solo 15 días después, juzgado en un proceso sumario, sin ninguna posibilidad de defensa. Se le acusó de cometer actos “contra la independencia nacional y la economía de Cuba” (Ley 88). Sus culpas tan “terribles”, consistían en la publicación de artículos de opinión en la revista Encuentro de la cultura cubana en Madrid y otros medios internacionales.

Nacido en el barrio de Belén en La Habana Vieja, Cuba, en 1961, Olivera Castillo había trabajado diez años como editor en la televisión cubana, hasta que, en 1991, tras un intento fallido de abandonar la isla en una balsa, empezó a sufrir las consecuencias de disentir. Dos años más tarde realizaba su primer reportaje para Radio Martí, y en 1995 fundaba junto a otros periodistas Havana Press, agencia de periodismo libre, de la que luego se convertiría en director.

Aprovechando que los Estados Unidos y el resto del mundo concentraban su atención en la guerra de Irak, el gobierno cubano se propuso deshacerse, con un solo golpe, de los principales reporteros independientes y opositores que lo señalaban, y Olivera estaba entre ellos. “Sobre las dos de la tarde del 18 de marzo de 2003 —contaría luego— fui arrestado. Había regresado del hospital, de atenderme un problema gastrointestinal, cuando violentamente irrumpió una tropa de alrededor de veinte militares”. Se conoce a estos hechos como la Primavera Negra de 2003. El mismo día fueron detenidos unos 75 opositores, para ser condenados en tiempo récord. La sanción contra Jorge Olivera: 18 años de cárcel.

Se le trasladó a más de 900 km de su familia, a la cárcel de Chafarina en Guantánamo, en el otro extremo de la isla.

“Fueron días terribles. Las celdas mínimas de cuatro personas estaban tapiadas. Las camas eran una plancha de zinc fijada a la pared con una cadena. Los medicamentos te los sitúan en una bandeja metálica fuera de la celda. Te llaman por un número. Ya no era Jorge, sino el recluso 666. Duermes con dos lámparas de luz fría que nunca se apagan. A cualquier hora del día o la noche te llaman para largos interrogatorios. Te conducen por largos y sombríos pasillos repletos de celdas donde no ves a ningún otro detenido. Es como la boca de un lobo”, recuerda Olivera.

En prisión, su salud seguiría agravándose. Pero, también allí empezó a escribir poemas. “La poesía me salvó de la locura”, ha dicho. “En mi encierro en una celda de aislamiento, durante más de nueve meses, fue que las musas me visitaron con mayor asiduidad. No podría explicar el porqué de esto. Son los misterios de la vida”.

Cuando había cumplido 18 meses de condena, quedó en libertad con una licencia extrapenal, por razones de salud. Siguió escribiendo y disintiendo del régimen, sin aceptar la oferta del exilio, a pesar de sufrir continuamente acoso y represalias.

Sus vivencias de la cárcel están presentes en algunos de sus libros, como en los cuentos de Huésped del infierno (Ed. Aduana Vieja, España, 2007) y Antes que amanezca y otros relatos (CADAL, Buenos Aires, 2010), así como en los poemarios Sobrevivir en la boca del lobo (Ed. Hispano Cubana, España, 2012) y Tatuajes en la memoria (Praga, 2013).

Raúl Rivero (1945-2022)

Otro “sobreviviente” de las represalias a los firmantes de la famosa “Carta de los Diez” fue el poeta y periodista Raúl Rivero. Había ganado los más importantes premios nacionales, cuando incluso se especulaba que estaba llamado a ser el sustituto de Nicolás Guillén como Poeta Nacional de Cuba. Pero, en 1989 renunció a su membresía en la oficialista Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). Aunque no sería hasta la década del 90 cuando lograría desprenderse de la costra ideológica que permeaba todas las instituciones culturales del país.

En 1995, en su cumpleaños 50, quien había sido uno de los fundadores de la revista procastrista El Caimán Barbudo y ex corresponsal de Prensa Latina, se lanzó a la creación de la agencia de noticias independiente Cuba Press. Con la fiel compañía de Ricardo González Alfonso, fundó en el 2000 la Sociedad de Periodistas Independientes Manuel Márquez Sterling, primera asociación de periodistas autónomos de la isla, de la que saldría también la revista De Cuba, con González Alfonso como director.

La Primavera Negra del 2003 intentó cortar todas las actividades del pensamiento libre en Cuba. Unos 75 disidentes, y entre ellos un considerable número de periodistas, fueron acusados de realizar actos “contra la protección de la independencia nacional y la economía de Cuba y actos contra la independencia o la integridad o estabilidad territorial del estado”. Sobre Rivero cayó entonces una condena de 20 años de cárcel.

En Vidas y oficios. Los poemas de la cárcel, reunió los textos surgidos tras las rejas. Un libro “escrito para fugarme de la cárcel, para salir de ese lugar hostil y lleno de crispaciones donde estaba”, con poemas que nacieron en una celda en la que “sólo se podían dar seis pasos seguidos”. Cumplió año y medio, y salió en 2004 gracias a una licencia extrapenal, por problemas de salud. La presión internacional hizo posible la exoneración de la mayoría de los del grupo, y su salida del territorio nacional. Rivero se radicaría en España y posteriormente en Estados Unidos.

Manuel Vázquez Portal (1951)

La trayectoria de Vázquez Portal, nacido en 1951 en la ciudad de Morón, en el centro de la isla, no es muy distinta a la de Rivero, oriundos de la misma ciudad.

Vinculado en la década de los 80 a la cultura oficial promovida por el gobierno, Vázquez Portal trabajó como asesor para asuntos literarios del Ministerio de Cultura. En apenas una década, este prolífico autor llegó a contar con poemarios como Del pecho como una gotaA mano abiertaCantos inicialesUn día de Pablo Cascabeles, casi todos reconocidos con los mayores premios que otorgaban las instituciones estatales en esa época.

Pero, entrando en los 90, cuando la realidad cubana se volvía más desoladora y asfixiante, con la eliminación de las revistas literarias y la censura en su punto más crítico, tomar un compromiso abierto se volvió para Portal una necesidad imperante. Pasó del cultivo de las formas tradicionales de la poesía a asumir un rol social como periodista independiente, lo que le valió el desprecio de los simpatizantes del régimen y la expulsión definitiva de la UNEAC en 1995.

Primero desde la plataforma Cuba Press, y más tarde desde su Grupo de Trabajo Decoro (1998), publicaba artículos criticando la economía nacional y la ausencia de democracia.

También fue sentenciado en la Primavera Negra de 2003. Su condena: 18 años. Recluido en la cárcel de Boniato, en Santiago de Cuba, era llevado frecuentemente a celdas de aislamiento, y realizó varias huelgas de hambre. En mayo de 2003 escribió un diario, que pudo ser sacado clandestinamente, describiendo las duras condiciones de la prisión. Tras una campaña internacional y merecer el premio internacional de la Libertad de Prensa del Comité para la Protección de Periodistas, finalmente recibió la liberación por el deterioro de su salud. Exiliado en Estados Unidos.

Ángel Santiesteban (1966)

La entrega del Premio Václav Havel en 2020 al escritor cubano Ángel Santiesteban (1966) no podía sorprender a nadie. Al menos a nadie que conociera la historia de este formidable narrador que, al igual que el escritor checo, había puesto a temblar al régimen totalitario desde su propia obra y delante de sus propias narices. El libro Dichosos los que lloran (2006), con que ganó el Premio Casa de las Américas, lo situó entre lo más selecto de la narrativa contemporánea de Cuba.

Parecía difícil, entonces, que tras convertirse en un autor molesto con la apertura de su blog Los hijos que nadie quiso, al escritor se le pudiera fabricar una imagen de descrédito entre sus colegas y lectores. Era el período posterior a la Primavera Negra, habían emigrado la mayoría de hombres y mujeres de letras que representaban un problema para la dictadura.

Quizás los represores creían que tendrían un descanso y podrían suspirar aliviados. Pero, la aparición de Internet y el auge de los blogueros, vino a provocarles otra vez pesadillas, y los vigilantes de la ciudad letrada optaron por extenderse en sus métodos de espionaje cibernético y la descalificación de todo aquel que expresara el menor desacuerdo. Fabricar casos de delitos comunes contra los disidentes se convirtió en una táctica acostumbrada para, al mismo tiempo que se ejecuta la represión, inhibir la solidaridad internacional.

Contra Santiesteban se orquestó en 2013 una infamia que involucró la coacción a su ex esposa y la elaboración de un presunto delito de “violación de domicilio y lesiones”, por el que debía cumplir cinco años en prisión. Apostaban quizás por la posibilidad de que, mientras él veía acercarse un juicio de sentencia segura, decidiera escapar de la isla como lo había hecho parte de su familia en una balsa muchos años atrás.

Pero, por el contrario, Santiesteban no solo permaneció en la isla, sino que acrecentó su crítica frontal al sistema.

Tras dos años y medio en las prisiones, y el apoyo del exterior y la falta de pruebas en el amañado proceso, pudo volver a la calle, para continuar su activismo y seguir escribiendo una literatura descarnada, en buena parte aprovechando las historias de la cárcel.

Santiesteban se ha burlado del “castigo”, diciendo que para un escritor como él, quien agradece hallar los temas de la dura realidad que prefiere incluir en sus cuentos, llevarlo a la cárcel resultó como si lo premiaran con una beca para apoyar su literatura.

Fue uno de los guionistas del filme Plantadosdirigido por Lilo Vilaplana, sobre la historia del presidio político cubano. Después, ha publicado El verano en que Dios dormía (Premio Frank Kafka, Praga, 2013) y El regreso de Mambrú (Premio Reinaldo Arenas, Miami, 2016). Creó en 2018 el independiente Club de Escritores y Artistas de Cuba. ■

El periodismo cubano en fuga

Por Luis Cino

(CUBANET, La Habana, 19/3/2022) En menos de 72 horas, entre los días 18 y 20 de marzo de 2003, durante la ola represiva conocida como la Primavera Negra, el régimen castrista encarceló a 75 opositores, a los que unas semanas después, bajo acusaciones ridículas, impondrían condenas de hasta 20 años y más. De los 75 prisioneros, 22 eran periodistas independientes. Algunos –Raúl Rivero, Ricardo González Alfonso, Manuel Vázquez Portal, Jorge Olivera–,  de los más emblemáticos.

Con aquella razzia  y las condenas que se pretendía fueran ejemplarizantes, la dictadura creyó que acabaría no solo con la oposición, sino también con los periodistas que desde la anterior década ejercían su labor al margen del Estado. Pero no lo consiguió. En pocos meses, a pesar de la represión, el periodismo independiente se recompuso y no solo continuaron su trabajo los que ya existían, sino que aparecieron decenas de nuevos comunicadores alternativos.

En 2007, apenas cuatro años después de la ola represiva que se propuso exterminar al periodismo independiente, este se multiplicó con el surgimiento de Generación Y, seguido por más de una  decena de blogs de disidentes. Aquella eclosión de blogs desembocaría en la aparición de las páginas Primavera Digital y 14ymedio.

Posteriormente, aparecerían medios independientes como El Estornudo, La Joven Cuba y El Toque, donde se agruparon fundamentalmente jóvenes, en su mayoría provenientes de la prensa oficial, que en mayor o menor medida de modo contestatario, aunque sin declararse opositores al régimen, buscaban expresarse con mayor libertad y soltura, fuera de los rígidos moldes impuestos por el Departamento Ideológico del Partido Comunista.

Pero, contra todo pronóstico, cuando parecía irreversible la tendencia al fortalecimiento del periodismo alternativo, el régimen parece estar a punto de lograr ahora lo que no consiguió con la ola represiva de hace 19 años: si no aplastar, al menos debilitar y llevar a su mínima expresión al periodismo independiente.

Se esfuerza en conseguirlo, no solo con el endurecimiento de sus legislaciones draconianas contra la libertad de expresión que vienen a sumarse a la siniestra Ley 88, como la que amenaza con penas de hasta cuatro años de cárcel a quien reciba financiamiento del exterior, y que se concretarán en el nuevo Código Penal de inspiración nazi-estalinista.

Por si no fuese suficiente, al acoso, el decomiso de equipos, los arrestos arbitrarios y las amenazas contra los periodistas independientes, ahora se suman los destierros forzosos, cual si estuviéramos en el siglo XIX, cuando las autoridades coloniales españolas expulsaban de la isla a los independentistas y los enviaba a Ceuta o adonde se les antojara.

En los últimos meses, varios comunicadores independientes, amén de activistas opositores, han sido forzados al destierro. Camila Lobón, Ileana Hernández,  Esteban Rodríguez y Héctor Luis Valdés Cocho son los casos más recientes. Pero parece que no serán los últimos. Según testimonios, la Seguridad del Estado está presionando a muchos periodistas independientes, los que más molestos les resultan, para que se marchen de Cuba. Los amenazan con encarcelarlos y con represalias contra sus familiares si no se van. Y, como cada vez es más difícil la vida en Cuba, y la atmósfera de tan represiva luego de las protestas de los días 11 y 12 de julio se ha hecho irrespirable y promete ser peor, a muchos los represores no tienen que insistirles demasiado y están cediendo, sin mucha resistencia,  y preparan su partida.

Ya en los últimos anos se fueron de Cuba y se radicaron en el exterior, alegando distintos motivos, varios de los más conocidos periodistas de la nueva hornada, como Elaine Díaz, Mónica Baró, Carlos Manuel Álvarez, Abraham Jiménez y Harold Cárdenas, entre otros.

A este paso, pronto quedaremos pocos, poquísimos periodistas independientes. Y no podemos darle ese gusto al régimen. No debemos ceder a las presiones y el chantaje. Que el hostigamiento, las amenazas de la policía política y las represalias no son nuevas, siempre han estado presentes y no por ello nos ha vencido el miedo y hemos claudicado.

Es perfectamente comprensible que un preso acepte irse del país si los cancerberos le dan a elegir entre eso o cumplir una larga condena de prisión. Es el caso de varios colegas que han ido de la cárcel a un avión. Lo que no podemos aceptar es que ciertos desaprensivos y medrosos utilicen el periodismo independiente como trampolín para emigrar, yéndose con un aval de opositor al régimen.

Pero no son solo los periodistas independientes los que se van: también, en medio del actual éxodo de cubanos, se están yendo periodistas oficialistas.

En las últimas semanas han desertado varios periodistas de los medios informativos propiedad del Estado cubano. El caso más sonado es el de Yunior Smith, un periodista que hasta hace muy poco, en el Noticiero de Televisión (NTV), lanzaba furibundos ataques contra los opositores y los acusaba de “mercenarios al servicio del gobierno norteamericano”, y ahora, en la frontera entre México y los Estados Unidos, afirma que lo obligaban a actuar así.

Otros no se toman siquiera la molestia de dar explicaciones sobre su actuación como fervorosos voceros del régimen. Se marchan y ya, cual si nada hubiese pasado. Si acaso, se limitan a emitir algún frívolo mensaje, como: “Aquí estoy, Miami”.

Estos periodistas que saltan despavoridos y oportunistamente del barco oficialista a punto de naufragar, dan por descontado que por su colegiatura obtenida en la Facultad de Comunicaciones de “la universidad solo para revolucionarios”, sin importar su pasado al servicio del régimen, no tendrán problemas en encontrar empleo pronto en la TV de Miami.

El periodismo cubano, luego de que en los primeros años del régimen revolucionario se acabara la libertad de prensa, ha sido muy cuestionado. La prensa oficialista por su papel de propagandista del régimen, al punto que Gabriel García Márquez, un admirador de Fidel Castro, la definió como “más hecha para ocultar que para difundir”. Y la independiente, ninguneada, reprimida, a veces confundiéndose con el activismo político, a quien algunos puristas, pese a saber en las difíciles condiciones en que realizan su trabajo, reprochan su “apasionamiento y falta de objetividad”, y el no contrastar suficientes fuentes, entre otros defectos. Por estas razones, Cuba ha llegado a ser calificada como “el país del anti-periodismo”.

En los últimos años y cada vez más, para hacer peor el panorama, muchos periodistas, tanto  oficialistas como independientes, a la menor oportunidad se dan a la fuga. Con el reforzamiento del arsenal jurídico del régimen y el agravamiento de la situación económica, se prevé que estas fugas y deportaciones aumentarán. ■

«La revolución cubana está agotada»

ELOY GUTIERREZ-MENOYO / EL PAÍS / MADRID 26 OCT 2012

Fidel Castro con Gutiérrez Menoyo (en el centro), en 1959.

Eloy Gutiérrez Menoyo, cubano nacido en Madrid en 1934, comandante de la revolución que depuso al dictador Fulgencio Batista, dictó este texto a su hija durante su enfermedad para que fuese publicado a su muerte:

El año 1959 registró un acontecimiento que parecía marcado por la poesía: la Revolución Cubana. De aquella Revolución, esparcidos por la isla y por el mundo, quedan hoy restos dolorosos de un naufragio. En el 2003 regresé a Cuba. Enemigo en un tiempo del Estado cubano y percibido así oficialmente, intentaba una actividad pacífica que fecundara a favor de un espacio político. Durante años, desde el exilio en visitas puntuales a Cuba, habíamos dialogado con este gobierno con vista a una apertura política. Con el país hecho añicos, sin el socorro de la desaparecida esfera comunista, no le quedaba a Cuba otra salida que no fuera el cambio.

Así se lo manifesté a Fidel Castro en nuestros encuentros que consideré breves pero sustantivos. Sin embargo, desde mi llegada sorpresiva, no se me ha extendido el carnet de identidad ni se me ha otorgado el espacio político que se discutió en un tiempo. Es cierto que se ha tolerado mi presencia pero ello ha ocurrido bajo el ojo orwelliano del Estado que se ha preocupado por observar de cerca a nuestra militancia.

En el tiempo que he pasado aquí, he visto también la destitución de sus cargos de algunos de los funcionarios oficiales que compartieron conmigo y otros activistas de Cambio Cubano, no sólo la preocupación por los problemas que asolan a nuestro pueblo, sino también la urgencia de producir la necesaria apertura política. Esa apertura política traería consigo grandes transformaciones que se hacen impostergables y para las cuales no faltó en los momentos de nuestras conversaciones cierto estímulo alentador por parte del más alto liderazgo de este país.

Hoy día, sin perder mi fe en el pueblo cubano, denuncio que aquella empresa, llena de generosidad y lirismo, que situaría de nuevo a Cuba a la vanguardia del pensamiento progresista, ha agotado su capacidad de concretarse en un proyecto viable.

Comparto esta realidad con los mejores factores del pueblo cubano, estén en el gobierno, en sus depauperadas casas o en el exilio, y asumo la responsabilidad de este tropiezo a la vez que me reafirmo en las ideas que en su inicio suscitaron la admiración de amplios sectores cubanos e internacionales. Hago esta declaración en medio también de un diagnóstico médico en lo que va menguando mi salud personal. Asumo la responsabilidad de esta batalla y no me amedrenta el hecho de que algunos puedan calificarla de fracaso. La voluntad de perpetuarse en el poder de Fidel Castro ha podido en este caso más que la fe en la posible renovación de los mejores proyectos cubanos desde fecha inmemorial. ¿Cuál es la Cuba a la que me enfrento hoy en medio de mi enfermedad? Es una Cuba desolada en la que el carácter ético del proceso de 1959 se ha hecho inexistente. El ciudadano ha ido perdiendo consciencia de sí mismo: se resiste aunque a veces no lo exprese y la juventud se sustrae y convierte el deseo de escapar en una obsesión desmesurada. Grandes sectores de la gente de a pie ya sabe de memoria que esta revolución ya no tiene sentido moral. El cubano ha ido perdiendo su esencia. Sobrevive en la simulación y en ese extraño fenómeno del doble lenguaje. Las estructuras son irracionales. La extranjerización de la economía se monta precariamente sobre una fórmula absurda y desbalanceada que excluye el protagonismo y la iniciativa nacional.

El gobierno que pregonó ser del pueblo y para el pueblo no apuesta por la creatividad y la espontaneidad nacional y el sindicalismo brilla por su ausencia.

Me ha tocado vivir de cerca la ardua faena de intentar hacer oposición en este país. He sido firme en mi posición independentista y en mi llamado a marcar distancia de cualquier proyecto vinculado a otros gobiernos. Pero el gobierno cubano ha sido tenaz en su minuciosa labor de hacer invisible a la oposición, a la que se coacciona y cohíbe de movilizarse y no se le permite insertarse en las áreas importantes de las comunicaciones o la legislación.

¿Cómo indemnizar a un país por 50 años de disparates contra su ciudadanía? ¿Cómo se indemniza a un pueblo de tantos daños directos contra la colectividad y el ciudadano? ¿Cómo se le indemniza de los errores por consecuencia?

El gobierno cubano no deja duda de su incapacidad de crear progreso. Como resultado de esta realidad el cubano deambula por sus calles como un ciudadano disminuido, inquieto, triste e insolvente. En la mentalidad de los que se aferran al poder a toda costa ese ciudadano es el modelo y candidato perfecto a la esclavitud. La Constitución no funciona. El sistema jurídico es una broma. La división de poderes no es siquiera una quimera. La sociedad civil es, como el progreso, un sueño pospuesto por medio siglo.

¿Burla la justicia la madre desesperada que busca leche para su hijo en la bolsa negra? Hace unos 60 años, Fidel Castro se dirigió a un magistrado, en medio de una dictadura pero con prensa libre como testigo, y explicó que si se le acusaba por uso de fuerza militar revolucionaria, ese agravio, ese desacato a la ley, y aquella querella oficial contra él, debían ser desestimados ya que el gobierno existente era producto ilícito de un golpe de estado. Aquella lógica, inexpugnable y cierta, podría aplicarse hoy día, en nombre de la oposición para decir que el gobierno cubano hace un grosero uso del poder absoluto y que su consolidación a perpetuidad es una intolerable disposición testamentaria. Se usaría bien aquel planteamiento de Fidel ante un magistrado para decir que nadie puede hacerse custodio eterno de un país ni llevar adelante una meticulosa empresa de abolir la realidad y de paralizar el avance. También se me ocurriría preguntar dónde está la dirección originaria del proceso por el que murió mi hermano Carlos o cuándo terminará la desazón de sentir que el futuro está hipotecado. Durante 50 años de destreza política y control policiaco el cubano ha sido un verdadero héroe de la subsistencia dentro de un laberinto dialéctico. Ha manejado el desencanto y el extravío y el desdoblamiento y la fatiga. ¿Qué tiene de nuevo que decirle este gobierno a ese cubano acerca de su destino incierto? Según los médicos, mi diagnostico es irreversible. Voy sintiendo que cada día será más opaco y a la vez más cierto en la brevedad de mi destino. No temo el diagnóstico que parece ser una ruta y la caminaré con calma y con esperanza en el futuro de Cuba, esta tierra de hombres y mujeres inigualables. Quisiera decir que me reitero en las ideas que alentaron en mí y en mis hermanos mis padres generosos; ni tamizo ni renuncio a mi vinculo con la socialdemocracia, una vinculación que es, cada vez más, a partir de la visión incluyente de la historia; las posibilidades de éxito de cualquier visión política se engrandecen o achican a partir de la generosidad y el sentido de compromiso colectivo, la capacidad de acuerdo de sus portadores.

Si ofendí a alguien, si los fantasmas de las diferentes contiendas me tentaron a faltarle a la generosidad, pido benevolencia, al igual que olvido a quienes pudieron haberme juzgado de manera apresurada hoy reflexiva. Creo haber servido a Cuba en diferentes etapas por encima de los errores de mi autenticidad, de cualquier falta de visión de mi parte o de cualquier terquedad en el camino. Durante la revolución, creo haber sido una voz de humanismo que se manifestó quizá mejor en el sentido de oponerme a los fusilamientos. Haber vivido en mi infancia la guerra civil española me había preparado para intentar al menos el dominio de las pasiones. No creo haber sido de los que permitieron el reverso del sueño que acabó en convertirse en la peor pesadilla. Alguien podría interpretar este documento como un lamento pesimista. Sin embargo, no es ese su propósito como no va en él ninguna forma de cólera aunque me haga eco de estos duros quebrantos de la familia cubana a la que me uní desde mi niñez al llegar a Cuba como miembro de una familia de exilados españoles republicanos. Mi optimismo se basa en la fuerza telúrica de esta isla; en la ternura infinita de la mujer cubana; en el poder de innovación de su gente más sencilla. La herencia de perdurabilidad de la Nación cubana resistirá todos los ciclones de la Historia y a todos los dictadores. Varela es más que una seña. Maceo es más guía que guerrero admirable. Martí no es una metáfora. La suerte llegará. Cuando el último cubano errante regrese a su isla. Cuando el último joven nacido en Madrid, en Miami o en Puerto Rico se reconozca en la isla. Cuando sanen las heridas y desaparezca el dolor habrá un pueblo que tendrá cautela de celebrar su nueva dicha y de cuidarse de magos iluminados y de proyectos mesiánicos. Porque, no importa cómo, la suerte llegará: delgada, silenciosa y frágil como una mariposa llena de júbilo, como una señal para este pobre pueblo que merece algo mejor. Yo sé que habrá una mariposa que se posará en la sombra. Me habría gustado poderle decir que habría querido dar más; acaso ella habría entendido que sólo pude dar mi vida y que tuve el privilegio de ser parte de esta isla y de este pueblo. ↈ

Carta Abierta al Sr. Miguel Díaz-Canel Bermúdez

Un fantasma recorre la mente del gobierno cubano, el fantasma de Archipiélago… En su última comparecencia, usted, presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez, se refirió a la Marcha Cívica por el Cambio convocada por Archipiélago de la siguiente forma, y citamos textualmente: “Es un plan orquestado, se involucran tanques pensantes y portavoces del gobierno de Estados Unidos en la concepción y preparación de estas acciones”.

No somos “tanques pensantes”. Simplemente decidimos ejercer nuestros derechos, para eso no se requiere tanto intelecto, solo decisión y convicción. Tampoco precisamos que nadie nos mande, ni el presidente de Cuba ni el de ningún país, mucho menos el de Estados Unidos. Si tiene alguna prueba con la cual fundamentar sus afirmaciones, lo invitamos a que las exponga públicamente, aunque tanto usted como nosotros sabemos que ello será imposible pues tales vínculos no existen.

El único dictado al que respondemos es al de nuestras conciencias. La única voz a la que respondemos es a la de los millones de cubanos y cubanas obligados a dedicar jornadas completas para adquirir productos cada vez más caros en una moneda que no disponen; la voz de las familias que han perdido seres queridos por la precaria condición de la infraestructura médica cubana, en la cual no se invierte lo que se debiera; la voz de los miles de trabajadores cuyos salarios no les alcanzan para llegar a fin de mes; la voz de madres, hijos y hermanos de los manifestantes del 11J procesados cual viles criminales y sancionados en juicios sumarios sin debido proceso; la voz de la juventud que ante la falta de futuro se ve obligada a abandonar el país; la voz de las madres que lloran en silencio a sus hijos; la voz de los cientos de presos políticos, los exiliados, y los desterrados; la voz de las generaciones que se sienten traicionadas por un proyecto que hace mucho dejó de ser revolucionario para ser excluyente; la voz de los cubanos que han perdido la vida intentando huir de esta isla; la voz de los ciudadanos que quieren que las cosas cambien.

No podríamos quedarnos indiferentes ante tanto dolor y desidia por parte de su gobierno ni aunque quisiéramos.

La Revolución, que alguna vez se planteó como un proyecto por los humildes y para los humildes, fue sepultada por el totalitarismo hace décadas, el cuál hoy exhibe una mentalidad de hotelería y mercantilismo. Que conste, no nos oponemos a que el gobierno cubano apueste al desarrollo de la industria de servicios, sino al costo que conlleva la manera en que se hace.

Tampoco nos oponemos a que se defienda la soberanía del país; a lo que nos oponemos es a que se justifique la represión, la ausencia total de espacios democráticos y la violación de los derechos de los ciudadanos mediante supuestas amenazas a la soberanía.

Se nos acusa de intentar desestabilizar el país, sin embargo, el que ha desestabilizado el país es usted.

Nosotros no instruimos un reordenamiento económico que tiene poco que envidiarle a esos paquetazos neoliberales que su gobierno denuncia en Latinoamérica; nosotros no acosamos ni apresamos personas por razones políticas; nosotros no dimos una orden de combate lanzando cubanos y cubanas a una guerra fraticida; nosotros no dejamos sin abastecimiento las tiendas y establecimientos en moneda nacional; nosotros no somos responsables de la inflación exhorbitante del país; nosotros no hemos organizado brigadas de respuesta rápida (bandas ultraviolentas) para golpear a quien piense diferente; nosotros no hemos violado los derechos humanos y constitucionales de nadie; nosotros no hemos puesto el país en pie de guerra para enfrentar a manifestantes pacíficos.

Las intenciones de la manifestación que convocamos para el 15 de noviembre fueron expresadas públicamente y están contenidas en las cartas dirigidas a las intendencias y que a continuación citamos: “contra la violencia, para exigir que se respeten todos los derechos de todos los cubanos, por la liberación de los presos políticos y por la solución de nuestras diferencias a través de vías democráticas y pacíficas”. Aunque las autoridades pretendan ignorar o torcer los hechos, estas son nuestras intenciones, las cuales se amparan en la Constitución cuyos artículos 54, 56 y 61 reconocen nuestro derecho de libertad de expresión, manifestación, petición y queja.

¿En qué parte de esas cartas se dice que no queremos el bien supremo de Cuba o que somos ciudadanos carentes de valores patrios? Si remitimos cartas a las autoridades es porque las respetamos. Que no estemos de acuerdo con el orden establecido y querramos un cambio no significa que estemos intentando derribar por la fuerza el sistema.

Tenemos diferencias, pero entendemos que a través del diálogo nacional se pueden lograr los cambios democráticos que Cuba necesita. Cuales sean esos cambios no está en nuestra capacidad definirlos ni en su persona, presidente, negarlos. Corresponde a los cubanos de todos los signos e ideologías resolver sus diferencias.

No le corresponde a usted como presidente determinar quiénes son interlocutores válidos, ni a nosotros tampoco. Esa tarea le corresponde al pueblo cubano (a todos), tanto a los millones que están dentro como a los que viven fuera de la isla; le corresponde al pueblo, en quien según el artículo 3 de la Carta Magna reside la soberanía intransferiblemente.

No tenemos que estar todos de acuerdo, nadie ha afirmado algo así. Basta que haya una parte de la ciudadanía en desacuerdo con la forma en que se han estado haciendo las cosas, que tenga la voluntad de buscar soluciones a estos problemas y que esté dispuesta a sentarse civilizadamente con la otra. Y esa parte ya existe, si no le convenció de ello la multitudinaria masa que salió a las calles el 11J y que usted criminalizó y reprimió, cerciórese ante el apoyo a la iniciativa de Archipiélago. Los órganos de seguridad saben que no hace falta que tenga lugar el 15N para hacer patente ese apoyo. Los extremistas y los violentos existen a ambos lados de esta ecuación. Nosotros no representamos los extremos; esgrimimos la paz y el civismo, aún cuando se nos amenaza con la violencia.

No somos una fuerza política, ni mucho menos un partido; somos ciudadanos cubanos; nos preocupa nuestra sociedad. Nuestro gobierno no es el de los Estados Unidos sino el suyo, presidente, y por ende es a ud. a quien dirigimos nuestras inquietudes, pues es su responsabilidad como principal representante del Estado cubano llevar el país por buen camino y reconocer los errores; por todos lados se escuchan las voces que piden democracia y un nuevo pacto social, refrendado con elecciones transparentes.

Cada gobierno es responsable del bienestar y seguridad de sus ciudadanos, lo cual en materia de Derecho Internacional se conoce como “responsabilidad de proteger”. Pero si como ha sido el caso, persigue, amedrenta y reprime a su propio pueblo, no espere ni que nosotros lo consintamos, ni que pase desapercibido por la Comunidad Internacional, de la cual para bien o para mal, Estados Unidos forma parte.

Es su administración la que mendiga por la venia de los Estados Unidos, aboga por la normalización de relaciones comerciales y por el fin del embargo económico. En su búsqueda de reconocimiento, los funcionarios y voceros del gobierno están más preocupados por los derechos de los ciudadanos norteamericanos que por los nuestros. Siempre se habla de las afectaciones del embargo norteamericano a Cuba, pero no está dispuesto a admitir las violaciones que se cometen bajo su mandato.

Usted ha amenazado públicamente con reprimir a quienes se manifiesten el venidero 15 de noviembre. Estados Unidos ha respondido que no tolerará ningún acto de represión y amenaza con sanciones. Esas sanciones nos preocupan, pueden bien ser dirigidas contra funcionarios o ser más generales y afectar al cubano de a pie. El hecho es que las sanciones son un acto unilateral de parte de los Estados Unidos en respuesta a su amenaza. Ha sido su accionar, presidente, el que ha servido al país en bandeja de plata a nuevas sanciones, no solo norteamericanas, pues le recuerdo que a raíz del incumplimiento del Convenio de Cooperación Cuba-Europa, la Eurocámara está preparada también para aplicar sanciones a su gobierno.

Si quiere prevenir que la Comunidad Internacional acuse y condene las violaciones de derechos en nuestro país, existe un método sencillo: no permita que se violen derechos impunemente y reconozca el disenso político. Si quiere evitar que en foros internacionales se califique al país de dictadura, conduzca a Cuba como el Estado de Derecho que la Constitución refiere en su artículo 1 y respete las voces de la nación que exigen un cambio.

Nosotros no somos responsables de la condena a su gobierno. No queremos que nuestra protesta se instrumentalice por nación extranjera alguna; pero si la condición para evitarlo es guardar silencio ante lo mal hecho, no lo haremos. El pueblo cubano lleva más de 62 años resistiendo en silencio todos los desvaríos de la gobernanza. Y cada año la confianza que se depositó termina en saco roto.

La protesta en Cuba ha demostrado ser necesaria. Hizo falta un 11 de julio para que el gobierno autorizara a toda prisa la entrada de medicamentos, para que recordara que los barrios humildes existen, para que se entregara un módulo de alimentos, para que se acometieran obras de mantenimiento y restauración en los espacios públicos, rebaja de planes de datos móviles, y que finalmente se aprobaran e incorporaran las famosas “MYPIMES” al esquema de las Formas de Gestión No Estatal. Han logrado que su gobierno se ponga a hacer lo que debía haber hecho antes, que es velar por los sectores más vulnerables de la ciudadanía. Estas acciones son nimiedades en comparación con la montaña de deficiencias y problemas políticos, sociales, económicos y sanitarios que enfrentamos; pero si no hubiera habido manifestaciones y protestas ni siquiera estas minucias las hubiéramos recibido. El pueblo ya sabe que contra la desidia solo cabe la protesta, el 15N no será la última que encontrarán en su camino.

Si a las autoridades y al Partido Comunista le molesta que se haga evidente la falta de consenso que tiene su gobierno entre la población cubana, pues la solución no está en culpar al otro, sino en resolver los problemas que motivan el descontento. No se escude en el fenómeno para esquivar las causas. Cuba es un país soberano y por ende la responsabilidad de conducir la nación por buen cauce corresponde única y exclusivamente a su gobierno. Biden no es el presidente de Cuba, sino usted, Miguel Diaz-Canel; toda acción conlleva una reacción que puede acarrear buenos y malos resultados. La madurez y la responsabilidad que requiere su cargo dicta que asuma ambas ante el pueblo cubano y la comunidad internacional. Si de algo ha servido la pandemia es para recordarnos que, aunque se diga que somos una isla, no existimos de espaldas al mundo, formamos parte de él.

El maniqueísmo, la polarización y los extremismos no son buenos consejeros. No se puede administrar un país como se administra una finca. No es una cuestión solo de principios o voluntad, sino de objetividad y pragmatismo. El sistema económico y político ha pasado rápidamente de ser una peculiaridad a un anacronismo, y a este paso, una aberración. Pueden implementarse todas las reformas legales o económicas que se quieran; mientras siga imperando la mentalidad de guerra fría amarrada a conceptos de más de seis décadas y la exclusión del disenso político, no hay evolución posible; y una sociedad que no evoluciona está condenada al fracaso.

Presidente, usted se ha reunido con sus partidarios e incluso algunos le han dicho ciertas verdades en la cara, verdades algunas que no distan mucho de la que cualquiera de nosotros podríamos decirle, y otras sabemos que no serán del agrado del Partido Comunista, pero como cubanos nos asiste el deber y el derecho de decirlas. Sin embargo, se niega a escuchar a aquellos que no comparten sus mismas ideas, aún cuando compartimos la misma patria, cultura e idioma. Solo por pensar diferente se nos niega el respeto y la palabra. No es necesario seguir tropezando una, dos y tres veces con la misma piedra. ¿Es que «diálogo» y «cambio» resultan palabras tan ominosas a los oídos de la gobernanza?

La violencia solo genera más violencia, el odio solo genera más odio. No se encomiende a esos recursos, presidente, pues tarde o temprano uno recoge lo que siembra. La soberbia no se come, no genera riqueza, empleos, ni prosperidad.

El 15N saldremos a manifestarnos como ciudadanos que somos por convicción y voluntad propia. No necesitamos su venia y aunque no lo quieran reconocer sus voceros, los derechos no se “aprueban”. Todos han visto que la única incitación al odio y a la violencia viene de su parte.

Los alaridos de sus partidarios recuerdan los ecos del fascismo que tantos millones de muertos ocasionó al mundo. Nos oponemos a tales métodos y los denunciamos. Nosotros pondremos el cuerpo y el civismo. La sangre y la violencia, de ocurrir, van por usted.

Respetuosamente,

Lic. Fernando Almeyda Rodríguez

MsC. Leonardo M. Fernández Otaño

La encrucijada de la izquierda intelectual cubana

Por Ego de Kaska

Es la tarde del 25 de julio y sigo las manifestaciones de cubanos exiliados. A la de Washington, asisten también muchos artistas e intelectuales cubanos, algunos-bastantes de los que se asquean de Alex Otaola. No alcanzan a entender que el chanchullero incendiario, el Santo de Hialeah, fue más inteligente que ellos y les robó el protagonismo y el poder de convocatoria hace mucho tiempo. Entonces miro sus páginas, leo sus opiniones, lo que publican y salta a la vista que no aterrizan en que la rebelión en Cuba ya tiene tanta repercusión y consecuencias como la caída del Muro de Berlín.

Coco Fusco se enreda en un debate, al quejarse de que en la foto de la manifestación en París hay un cartel con una swástica. No entiende razones de Enrique del Risco y otros participantes que le explican que el cartel la iguala a la hoz y el martillo, que es moralmente inaceptable que el fascismo sea proscrito y el comunismo, con muchos más millones de víctimas, aun tenga gobiernos en funciones y partidos legalmente reconocidos. Termina exhibiendo su curriculum vitae y pedigree en la lucha por los derechos humanos, como en entrevista de empleo y descalificando a los pobres y vulgares neófitos que han osado aleccionarla. Su muro exhibe artículos de variadas tendencias, incluyendo al renegado Vargas Llosa. Publica una entrevista del 15 de julio que critica lo erróneo de la reacción inicial de Black Lives Matter, pero hace silencio ante el obtuso servilismo con la tiranía castrista en los comunicados posteriores.

Enfrentarse a BLM requiere de ella, por supuesto, mucho más coraje que ofenderse por una infame swástica. Entonces voy a la página de la Profesora Odette Casamayor, la Cimarrona en el Palenque del Siglo XXI, que publicó sendos y ultra dramáticos artículos a raíz de la muerte de George Floyd y dijo temer que su hijo negro fuera asesinado por un policía blanco, como si vivieran en un gueto afroamericano de Plan 8, saturado de drogas y pandillas armadas hasta los dientes. Pone un bonito cartel que dice: Cuban Lives Matter, pero tampoco se atreve a criticar que a BLM, ni le importan los negros cubanos, ni quieren mencionar la represión en Cuba.

Tampoco critica la insultante apología sobre las bondades del “socialismo cubano” de Nikole Hannah-Jones, la líder del Proyecto 1619, un bodrio de puro racismo inverso, citado fervientemente como fuente académica confiable. Odette juega con la cadena, pero deja al mono tranquilo. Rafael Rojas, el camaleón hermano del bravucón Ministro de In-Cultura, escribe represión, pero se le entume la mano para escribir Libertad y Democracia. Volviendo a Washington, el Estornude Mayor, Carlos Manuel Álvarez, publica un post donde sangronamente, en su impostado papel de enfant-terrible-que-no-le-pega, describe a desdentados cubanos con tatuajes, balseros con barrigas de cerveza y cubanas con culos puestos y licras apretadas, marielitos, etc. Los pioneros del pueblo hablan así, como la gente-el-barrio.

Después se rasga las vestiduras y se pregunta “en que se ha convertido mi país?”, como si la barbarie fuera nueva. Días antes, mientras el mundo trataba de entender el levantamiento, participa en un chat junto a varios carcamales diletantes de la izquierda latinoamericana, donde narran el safari de sus devaneos con el Castro-Guevarismo y ahondan en descubrir el café con leche de sí en Cuba hay o no una dictadura opresora y asesina. A estas alturas del partido, señores. Un artículo de Mónica Baró, bien intencionado sin dudas, apuesta ingenuamente a darle un voto de confianza a Silvio Rodríguez para que “hable con el poder” y se libere a los presos. ¿En serio? Se olvida de que El Unicornio susurro imperceptiblemente en el acto de repudio a Mike Porcel, que firmo la carta avalando el fusilamiento de tres jóvenes (negros o del color que fueran) por tratar de llevarse una lancha, entre otra larga lista de condecoradas y repugnantes abyecciones.

Silvio Rodríguez no habla por sí mismo, solo repite lo que le ordena el oficial superior de la Seguridad del Estado a la que siempre ha pertenecido. Mónica vuelve a la tesis del diálogo y la transición pacífica. Diálogo es negociación, trueque, pero ni Mónica, ni Tania Bruguera, ni nadie hasta ahora, tienen la más remota idea de que les van a ofrecer a los sátrapas en ese supuesto diálogo para que, como buenos niños, abandonen cantando el poder absoluto y todos sus privilegios y le pongan una alfombra roja a la democracia en Cuba.

Si la tienen, no la dicen, y eso huele a pescao. Si no la tienen, son sumamente irresponsables y tomo la oportunidad para volver a preguntarles:¿Ese diálogo incluye, a cambio de su retirada voluntaria del poder, ofrecerles inmunidad a los criminales, represores, violadores de todos los derechos y chivatos que pululan en la satrapía isleña? ¿No habrá investigaciones por los cientos de millones robados al patrimonio nacional, las empresas y cuentas off-shore, la vida opulenta de los jerarcas, sus vástagos y testaferros, ostentada descaradamente mientras el pueblo cubano muere de hambre y falta de medicamentos en hospitales asquerosamente insalubres?¿Con qué derecho se creen para hablar por las familias de las víctimas de los fusilamientos sin debido proceso, las ejecuciones extrajudiciales, las torturas, el derribo de los Hermanos al Rescate, los muertos en las golpizas de los actos de repudio del 80, el hundimiento del Remolcador 13 de Marzo, Río Canimar, El Maleconazo y otros tantos y tantos crímenes y abusos durante seis largas décadas?

Esa postura Gandhi-Tropical de la hasta ahora conocida oposición, fue barrida el 11-J por el pueblo que se tiró a las calles y por la represión del régimen. A los opositores pacíficos, se les fue el tren con el equipaje dentro. No se dieron cuenta de que los sátrapas los fueron desmoralizando con un jueguito de arrestos express de algunas horas o días sin condenas de cárcel, huelgas de hambre mediatizadas interrumpidas y reclusiones domiciliarias arbitrarias, pero sin violencia extrema. Una burla de gato a ratón cazado, un desgaste moral y asesinato de credibilidad al que no reaccionaron a tiempo y el pueblo reacciono por ellos.

Personalmente, me preocupa mucho la filiación ideológica de izquierda de estos intelectuales y su olímpica desconexión con el cubano de aquí, de allá y acullá. Se supone que son nuestra vanguardia pensante. En cuanto a los más jóvenes, esos que se ridiculizan a sí mismos destruyendo el español con “amigues” y otras cheancias modernas para ser “inclusives”, que desean con ignorancia atroz el “modelo socialista nórdico” para un país caótico, pordiosero y prehistórico como Cuba y que atacan histéricamente al “patriarcado” occidental, pero no dicen una puta palabra de los abusos horrendos que sufren las mujeres en el mundo islámico, su comunión con la agenda de la izquierda mundial es comprensible.

Son el producto de las facultades universitarias castristas del post-periodo especial, donde fueron amamantados hasta el vómito de marxismo y aderezados con todo ese bagaje neo-izquierdista que les pareció contestario-avant-garde. Cuanto subestiman a la maquinaria ideológica del engendro; Como dirían los reparteros, les dieron del bueno envenenao y les gustó.

Ya graduados, sus contactos internacionales, el apoyo profesional y financiero de sus actividades, las invitaciones a eventos, becas, etc., vienen de instituciones de izquierda, porque la derecha no se entretiene en esos menesteres, ni tiene ningún interés en la falacia cultural de la Cuba comunista. Prueba de lo que digo, es ver con horror como estos jóvenes, cultos, inteligentes y mejor informados que la media de la población cubana, confiesan cándidamente que a la altura del 2012 (repito: Dos-Mil-Doce) aún creían que la Revolución cometía “errores”, pero era un proyecto humanista válido. Eso escuchábamos en la Universidad de La Habana al final de los 80, cuando mi generación creía exactamente lo mismo y esperaba que Fidel Castro se convirtiera por arte de magia en una matrioshka rusa, cuya última figurita fuera un Jotavich reformista vestido de verde olivo perestroiko. Entonces, la pregunta obligada es: En que lejana Galaxia han estado los padres de estos jóvenes de 1986 al 2012, (o el presente), para que la vergonzosa ignorancia histórica de sus hijos tenga décadas de antigüedad. Por Dios.

No, mis querides y omnisapientes konsomoles; Nuestro país no “se convirtió” en esto. Lo que han visto, los disparos a civiles, los jóvenes reclutados a la fuerza para caerle a palos a sus vecinos, la represión de las boinas negras, las golpizas brutales de policías embrutecidos y arrogantes, los chivatos con ínfulas de esbirros, y los juicios sumarios sin debido proceso, ya ocurrió antes y muchas veces. Lo que nunca había ocurrido en toda la historia de Cuba, es un levantamiento popular masivo y espontaneo contra un gobierno aun en funciones, pero la única diferencia entre esta represión y la de capítulos anteriores, es que nunca había sido documentada, transmitida en vivo y difundida como pólvora a través de las redes sociales, pues la satrapía era dueña absoluta del monopolio de la información.

El coqueteo bolchevitsky (y/o la militancia sincera o fingida) de la generación intelectual más ocamba, la de Coco Fusco, Casamayor, Bruguera que se va a Harvard y la inmensa mayoría de los intelectuales y artistas cubanos, tiene otro origen y entuertos. Ellos saben de memoria todo lo que describo arriba, vieron el estrepitoso derrumbe de Europa del Este, la implosión de la URSS, las revelaciones de los crímenes de Stalin y otros sátrapas, el horrendo fracaso de la sociedad cubana, los actos de repudio, los crímenes y la debacle del Socialismo del Siglo XXI de Chávez. Pero todo eso, por supuesto, ha sido culpa de la derecha neoliberal y del capitalismo opresor y salvaje. Y del bloqueo.

Por suerte, todos también sabemos que desde su origen, la izmierda ha hecho dos jugadas magistrales: Secuestrar el concepto del bien y la justicia social como un Robin Hood pandillero y chantajista, y controlar casi todos los espacios culturales, artísticos y académicos bajo el mantra de que solo a la zurda existe creatividad, humanismo y progreso.A partir de ahí, la izmierda a metastizado hasta el tuétano en el mundo “académico”, donde controla no solo los nombramientos y promociones, sino literalmente todo. Entonces, además de ser inclusives y tener que jurar que Estados Unidos es sistémicamente racista, machista, homofóbico, imperialista, fascista, etc., etc. hay que chuparse los retratos de Fidel Castro y el Che Guevara, no contradecir a quienes no fallan en poner la coletilla del embargo y contribuir hipócritamente a la versión del ideario utópico de la Revolución Cubana, al chovinista orgullo de la Crisis de los Misiles y del David comunista frente a Goliath-Tio Sam.

O sea, un asco de complicidad con afianzar el más perverso mito de la historia contemporánea de este hemisferio y enseñar, o dejar que a los estudiantes se les enseñe, tal aberración ideológica, histórica y moral. El régimen comunista cubano casi murió, pero aún agoniza. Todos sabemos que no podrá sobrevivir a que los cubanos hayan perdido el miedo, ni a que el mundo haya visto la salvaje represión ejercida sobre los manifestantes, sin importar cuantas firmas de fanáticos, lunáticos, escleróticos y oportunistas sean reunidas y publicadas con mucho gusto por el New York Times.

Cuando exhale su último estertor, la izquierda mundial, no solo Latinoamericana, se quedará sin referente. Ya no habrá mito libertario impedido por el bloqueo imperialista, ni alternativa a la inmunda derecha oligárquica. Habrá entonces, que volver los ojos hacia el Oriente y aprender chino o vietnamita, porque el nor-coreano es muchísimo más difícil de digerir y ellos lo saben.

Ya es hora de que la intelectualidad cubana aterrice en la realidad y entienda algunas cosas básicas. No existe ninguna oportunidad de que haya un diálogo. Simplemente porque los sátrapas tienen demasiadas deudas con la justicia y mucho que perder para irse por las buenas, y porque el pueblo cubano no tiene nada que ofrecerles, ni va a aceptar que haya impunidad con los crímenes y los abusos y arrasara también con aquellos que traten de propiciarlo, considerándolos cómplices o traidores. El exilio histórico, el de los Plantados, el de los gusanos a quienes silenciaron y tacharon de viejitos extremistas y radicales rencorosos, siempre tuvo razón. La ignominiosa cantidad de chivatos, represores y agentes del régimen, activos y retirados, y de hijos pródigos de la nomenclatura paseándose descaradamente por Miami, los revindica. Ya la purga ha comenzado y puede alcanzar con justificada razón a quienes han cooperado, voluntaria o involuntariamente, con la tiranía desde la academia y las artes.

No incluyo a los lacayos de los repugnantes videos del MINCULT, porque han cometido un harakiri moral de proporciones épicas y ya están difuntos, de camino al último círculo del infierno. La izmierda toda, política, intelectual, académica, ha firmado su sentencia de muerte ante los cubanos con su complicidad con la tiranía, ya sea el apoyo explícito o el silencio. Seguir asociándose con esa lacra es sencillamente suicida. El 11-J demostró cuan irrelevante es la intelectualidad cubana. El levantamiento, y la pelea dura, los protagonizaron los guajiros de San Antonio de los Baños y de muchos pueblos y ciudades de provincia, la chusma repartera de Regla, la Guinera, el Canal del Cerro, La Lisa y otros tantos barrios pobres de La Habana, Santiago de Cuba y otras urbes de la Isla, los reguetoneros, los jóvenes marginales, poco instruidos y vulgares, quienes los escandalizan cuando dicen Oe Policía Pinga. Esos son los héroes auténticos del 11-J.

Al pueblo cubano, al de verdad, al de Cuba y del exilio, la sola idea de la izquierda, después del sufrimiento de 62 años de tiranía comunista, le resulta sencillamente repugnante. No se mareen. Si no se ponen las pilas y bajan de esas alturas académicas, se enlazan con el pueblo y condenan consistentemente al régimen y su perversa ideología, terminaran (peor que ahora) leyéndose entre ustedes como una tribu aislada, aplaudiéndose recíprocamente y cayéndose a likes y repitiendo el cursi: “Te abrazo”.

Podrán entonces renunciar a sus cátedras y entregarle un Doctorado Honoris Causa al Santo de Hialeah.

Mientras tanto, hoy es 26 de julio.

Llamado de «Patria y Vida» por la libertad de Cuba

Los artistas de Patria y Vida han sido secuestrados, desaparecidos y procesados por el Estado Cubano

Convocamos con este manifiesto a todos los cubanos en el mundo al llamado de Patria y Vida, por la libertad de Cuba

El terror de los meses de abril y mayo en Cuba, han estado marcados por la represión y el acoso de la Seguridad del Estado a artistas, activistas y periodistas independientes. A raíz de la popularidad de la canción Patria y Vida creció el asedio del gobierno sobre Luis Manuel Otero Alcántara y Maykel (Osorbo) Castillo Pérez, fundamentalmente. Cercos policiales, detenciones arbitrarias, mujeres abusadas y golpeadas por policías, y funcionarios públicos, cámaras de vigilancia instaladas por empresas del gobierno frente a las viviendas de activistas, además de la cancelación de líneas telefónicas y la señal de internet, impidiendo la comunicación y denuncia de las atrocidades de la dictadura.

Los agresivos discursos del Presidente y de otras autoridades del Gobierno Cubano durante el 8vo Congreso del PCC, generaron un clima de violencia y represión similar al de la llamada Primavera Negra, en 2003. De manera inmediata encarcelaron a activistas en varias partes del país y allanaron la vivienda de Luis Manuel Otero Alcántara, líder del Movimiento San Isidro, destruyendo sus obras y llevándoselo preso a él y a sus amigos. Ante esta acción violenta el artista comenzó una huelga de hambre y sed que se extendió por siete días, lo que provocó un nuevo allanamiento de su casa en la madrugada del 2 de mayo, como ya hicieran el 26 de noviembre de 2020. Fue sacado en contra de su voluntad, y secuestrado en el Hospital Calixto García, donde todavía se encuentra, incomunicado y aislado. Se estableció un rígido cerco policial alrededor del hospital, que impide la visita de familiares, amigos y allegados. Luis Manuel no tiene acceso a teléfono ni al sistema de comunicación que hemos establecido para estas situaciones de peligro. Se evidencia la complicidad de las autoridades médicas, que incluso lo han grabado sin su consentimiento, intentando convencer a la opinión pública con videos manipulados que han salido en la Televisión Nacional. Dichos videos solo demuestran su deplorable estado físico y de conciencia, lo que nos lleva a suponer que ha sido sometido a métodos de tortura. Miembros de la Iglesia Católica o del cuerpo diplomático acreditado en Cuba, han manifestado intención de acceder al hospital y tampoco se les ha permitido.

Maykel Castillo se encuentra desaparecido hace más de siete días, encausado por los delitos fabricados de Atentado, Desacato y Resistencia. Fue secuestrado sin orden de detención por la Policía Nacional Revolucionaria, después de más de un mes de prisión domiciliaria, impuesta por la Seguridad del Estado. Durante ese tiempo fue detenido al menos en tres ocasiones y liberado antes de 72 horas. Finalmente, el 18 de mayo, es sacado de su casa, sin zapatos y sin camisa, y no le han permitido realizar la llamada telefónica a la que tiene derecho. No se encuentra en ninguna estación policial, ni se había registrado proceso penal alguno en su contra, hasta que, en respuesta al Habeas Corpus presentado, y para mantenerlo apresado, fabricaron las causas ya señaladas. El artículo 249 de la Ley de Procedimiento Penal establece que Maykel tiene derecho a comunicarse vía telefónica con un abogado o con su familia, para informar de su estado y su ubicación. Actualmente, Maykel está desaparecido.

Eliexer (Funky) Márquez Duany, también fue secuestrado el 18 de mayo, con esta sumarían decenas de detenciones arbitrarias en estos meses a activistas y artistas cubanos. Fue liberado ese mismo día en horario nocturno, con una medida cautelar que le impide salir de su casa libremente y después de ser amenazado con causas penales similares a las de Maykel Castillo. Al menos a cinco artistas más se les impuso el recurso de medida cautelar para silenciarlos e impedir su acceso a las calles.

Todas estas irregularidades y violaciones de carácter legal y humano, además de la complicidad del sistema judicial cubano, y otras instituciones, con las prácticas represivas del Estado, demuestran la precaria situación de los derechos civiles y naturales en Cuba. Múltiples organizaciones internacionales han manifestado preocupación por la seguridad de activistas, artistas y periodistas independientes a lo largo de toda la Isla y por la criminalización de estas prácticas dentro de un régimen totalitario. Suman siete los activistas procesados injustamente por intentar llegar a donde está Luis Manuel, engrosando la larga y creciente lista de 145 presos políticos, que el Estado Cubano no reconoce. Sus nombres son: Esteban Rodríguez, Mary Karla Ares, Thais Mailén Franco, Inti Soto, Ángel Cuza, Yuisán Cancio y Adrián Curuneaux. Los seis se manifestaron pacíficamente en un boulevard de La Habana y fueron violentados por la policía y los agentes de la Seguridad del Estado, mientras el pueblo gritaba Patria y Vida para impedir que se los llevaran. El gobierno penaliza de esta manera el apoyo popular como forma de escarmiento con fines políticos de control de la población.

Cuba ha violado de forma brutal las medidas de protección internacional otorgadas por la Comisión Inter-Americana de Derechos Humanos a Maykel Castillo, Luis Manuel Otero, y otros 18 miembros y allegados al Movimiento San Isidro. Amnistía Internacional ha nombrado nuevamente a Luis Manuel Otero preso de conciencia.  

El video “Patria y Vida”, creado por el deseo de reconciliación nacional y de llevar la esperanza al interior de la sociedad cubana, fue recibido por la dictadura con un despliegue brutal y agresivo hacia artistas y ciudadanos. Todos los integrantes del evento musical han sido difamados en los medios oficiales. Los cubanos han sido multados solo por escucharla y reprimidos por utilizar la frase en redes sociales, en carteles o en los muros de sus viviendas. El video ha sido censurado por el régimen con actos violentos.

La represión directa de Luis Manuel, Maykel y Eliexer hoy, es resultado terrible de ese combate contra una canción por parte del Estado Cubano, es la confirmación de su lógica de “Patria o Muerte”. Esta declaración está inspirada en nuestros deseos de libertad y justicia para Cuba. Para que ningún joven como Denis Solís González o Luis Robles Elizástegui sea procesado y añadido a la lista de presos políticos, por rapear en contra del régimen o por llevar un cartel de denuncia, públicamente. Para que ningún grupo opositor, como las Damas de Blanco, UNPACU, FANTU, MSI, 27N, MONR, Cuba Decide y otros muchos, sean hostigados y sus líderes detenidos, golpeados o torturados, a veces por labores humanitarias como repartir comida y medicinas a personas pobres. Para que tengamos comida y medicina para todos. Para que la juventud cubana pueda participar de la construcción de su futuro. Para que todos los cubanos puedan entrar a su tierra sin importar ideologías. Por una Cuba de todos y no para unos pocos.

Exigimos al Estado Cubano la libertad y exoneración inmediata de todos los Convictos y Condenados de Conciencia, los recientemente detenidos y encausados y los más de 100 casos actuales. Solicitamos a la comunidad internacional solidaria que exija a Cuba el cumplimiento de los compromisos adquiridos en materia de derechos humanos y que cese el estado de terror instaurado.

¡Libertad y justicia para todos los presos políticos y de conciencia!

¡Patria y Vida!

Suscrito por los co-autores de Patria y Vida aún libres:

Manuel Díaz Martínez: «La poesía es un acto de libertad»

Por JOSEFA MOLINA RODRÍGUEZ

Para el poeta cubano, la creatividad es ante todo “independencia, la expresión de uno mismo”

(GAFE.INFO) Cuando tenía diez años y acompañó a su padre hasta una lejana finca donde «el americano’ esperaba un manojo de habanos elaborados de forma artesanal, ‘realizados con la hoja más clara y sin vitola», sin duda, este niño de Santa Clara desconocía que aquel significaría el primer contacto que tendría en su vida con el variopinto mundo de la literatura. Aquella finca era La Vigía y aquel ‘americano’, Ernest Hemingway.

Recién cumplidos los 82 años, quien bucea en la biografía de Manuel Díaz Martínez descubre que, en el transcurso de su vida, las musas de la poesía  siempre le han sido propicias. No en vano, Díaz Martínez es uno de esos poetas que, desde su humildad, te descubre, para tu más absoluto asombro, que compartía trabajo con Lezama Lima en el Instituto cubano de Literatura y Lingüística, que conoció al poeta Pablo Neruda en París, que compartió más de una vez arroz con judías negras con Nicolás Guillén o que mantuvo correspondencia con el mismísimo Julio Cortázar.

Afincado hace 25 años en Gran Canaria, el poeta cubano observa con tranquilidad cómo las olas de la Puntilla, en la playa de Las Canteras, se empeñan en golpear sus ventanas en un intento de eternizar la fiereza de sus huellas saladas. Es precisamente la mar quien le recuerda que ‘nadie se va de su país si en él es feliz’. Y es que la añoranza está siempre presente en el alma del poeta desde que tuvo que abandonar su Cuba natal un día de 1992.

Tan solo un año antes, en mayo de 1991, un grupo de diez intelectuales firmaron lo que se conoció posteriormente como ‘La Carta de los Diez’. La misiva, promovida por la poeta y fundadora de Criterio Alternativo, María Elena Cruz Varela, supuso el mayor desafío por parte de intelectuales que hubiera tenido que enfrentar la dictadura castrista hasta el momento. ‘La Carta de los Diez’ fue contestada con extremada contundencia por el régimen que, desde el periódico Granma, catalogó detraidores a sus firmantes –María Elena Cruz Varela, Raúl Rivero, Manuel Díaz Martínez, Nancy Estrada, José Lorenzo Fuentes, Bernardo Marquez Ravelo, Manuel Granados, Fernando Velázquez Medina, Roberto Luque Escalona y Víctor Manuel Serpa– sometiéndolos a todo tipo de represalias, incluidos el exilio y la cárcel.

Para Díaz Martínez, su posicionamiento crítico frente a la falta de libertad en Cuba supuso no sólo la expulsión de la Unión de Escritores sino del país. Tenía 56 años, dos hijas y una maleta repleta de incertidumbre. Un año después se afincaba junto a su esposa, Ofelia, en Gran Canaria. Cuba perdió un poeta, y de los grandes, y España, ganó un poeta, y de los grandes.

Me recibe en su casa a ritmo de son cubano y olor a café. La Orquesta de Cachao, leyenda de la música cubana, se encarga de poner banda sonora a los saludos iniciales antes de comenzar a ‘platicar’ sobre literatura, sobre poesía y, si me apuran, sobre la vida misma.

Es comenzar la conversación y descubrir que hablar con este escritor es adentrarse en la historia de la literatura cubana de la segunda mitad del siglo XX desde el testimonio directo de uno de sus protagonistas. Con una memoria prodigiosa y repleta de anécdotas, Díaz Martínez es algo así como la personificación de una parte crucial de la historia de la poesía cubana hecha hombre.

Acallamos a Cachao para dar rienda suelta a la palabra.

Don Manuel, ¿qué significa para usted la poesía? 

Para mí, la poesía es, ante todo, un acto de libertad. Como instrumento, supone un supra lenguaje a través del cual puedo comunicar con precisión mis sentimientos, mis ideas…

En su opinión, ¿de qué tiene que constar la poesía para que se pueda considerarse como ‘buena’ poesía’? 

Lo fundamental es que el poeta que está creando lo haga con honestidad y que se sienta lo suficientemente libre como para expresarse con absoluta libertad. Sin eso, todo lenguaje, poético o no, está mediatizado y, por tanto, carece del primer principio para tener calidad, la libertad. La poesía debe ser un ejercicio de independencia, la máxima expresión de uno mismo.

¿Qué ‘hace’ a un escritor? 

Sus experiencias vitales e intelectuales.  Quien aspire a ser escritor debe leer a los buenos escritores y trabajar en serio, no buscando el éxito fácil. Lo que debe motivarlo es el afán de comunicarse. Yo nunca he escrito para ganar dinero, lo que quiero es que me lean.

En alguna ocasión le he escuchado decir que hay que leer a los autores en su idioma original, ¿es realmente necesario? 

¡Por supuesto! Te cuento una anécdota al respecto que creo que lo explica perfectamente. En mi juventud leí, traducidos al español, poemas de Vladímir Mayakovski y no me pareció que Mayakovski fuera tan bueno como lo consideraban. En una visita a Cuba que realizó el poeta ruso Yevgueni Yevtushenko, tuve la oportunidad de decírselo. Entonces él se ofreció a leer poemas de Mayakovski en su idioma. Aquellos no eran poemas: ¡eran música, auténticas cantatas de Bach! Eso no hizo más que reafirmarme en mi idea de que leer al autor en su idioma es fundamental para captar su auténtica maestría.

En su poesía, ¿hay alguna temática preferente? 

Sí, claro: el olvido como una forma de la muerte, y, por contra, los recuerdos. Yel amor como contrapartida de la crueldad, del desprecio. He abordado muchos temas, pero estos, digamos, son mis obsesiones.

¿Qué autores han influido más en su producción poética? 

Entre los españoles los que más me han interesado han sido Lope de Vega y Quevedo. Ahora bien, como poeta siento que les debo mucho a Gustavo Adolfo Bécquer, a Antonio Machado y a León Felipe. Sin duda, estos dos últimos han sido decisivos en la consolidación de mi propio estilo.

Usted trabajó en el periódico ‘Noticias de hoy’, del partido comunista cubano, y fue jefe de la sección cultural de ese periódico.

Así es y eso me permitió conocer a muchos escritores y artistas, tanto de dentro como de fuera de la isla. Antes de la revolución, Cuba llegó a tener trece periódicos de tirada nacional, algunos de una calidad que nada tenían que envidiar a otros extranjeros, y todos vivían. En largos períodos de su historia, Cuba gozó de libertad de expresión. Fue así, pero… bueno, ya saben lo que pasó después de 1959.

Pero Cuba vivió una época de auténtico esplendor literario... Julio Cortázar, a quien he admirado y admiro mucho, decía ‘si quieres encontrarte con alguien que hace tiempo que no ves, ve a La Habana’; eso refleja la tremenda importancia cultural que tuvo Cuba en un momento concreto de su historia.

Conoció a Cortázar, a André Breton,… Así es. Con Julio Cortázar contacté cuando hice un ensayo sobre la obra de Lezama, que le envié por correo con la intención de que lo leyera y me diera su opinión. Él me respondió por carta con diversos comentarios al respecto. Hoy en día, esta carta forma parte de la correspondencia publicada del escritor argentino. Desde luego, mi paso por París me permitió conocer a André Breton, en cuya casa lo visité; también a Pablo Neruda y, de refilón, a Picasso,… Además, he mantenido amistad con diversos autores como el ruso Yevtushenko, el mexicano Efraín Huerta, con Saramago con quien tuve una buena amistad, ensombrecida posteriormente por su posicionamiento a favor del régimen de Castro, así como con muchos autores de mi generación, entre ellos, Guillermo Cabrera Infante.

Si tuviera que elegir a un escritor para compartir un café y conversar sobre literatura, ¿a quién elegiría? 

A Albert Camus. Llegué a París el 6 de enero de 1960 y en la agenda de cosas que quería realizar durante mi estancia en Francia estaba entrevistar a Camus. Cuando me bajé del tren vi que todos los diarios se hacían eco de su entierro. ¡Llegué a París justo el día en que lo estaban enterrando! Siempre me quedó esa pena… Otros personajes para charlar, sin duda, serían Jorge Luis Borges y, entre los cubanos, Agustín Acosta, Manuel Navarro Luna, Jorge Mañach…

Para terminar, ¿qué libro o qué autor, en su opinión, es imprescindible para cualquier biblioteca que se precie? 

Uf, tremenda pregunta… Si tengo que elegir, serían Campos de Castilla, de Antonio Machado, y Versos libres, de José Martí.

Tras una hora de conversación, damos por concluida la charla para adentrarnos un poco más en la memoria del poeta a través de la visualización de un álbum de fotos. Desde sus rígidas hojas plastificadas, me saludan un pequeño Manuel Díaz Martínez de tan solo un año de edad; unos padres jóvenes que pasean felices a su infante por un parque de La Habana; un canoso Nicolás Guillén que posa junto a un veinteañero Díaz Martínez mientras esperan la llamada a la mesa, un mediodía de 1960 en Camagüey; y los semblantes serios del citado Nicolás Guillén, de Onelio Jorge Cardoso y de Alejo Carpentier, entre otros asistentes a un encuentro sobre literatura cubana.

Al cerrar la puerta de su apartamento, me paro un segundo y pienso. Desde mi más puro, digamos ‘egoísmo’, motivado por mi personal interés por la literatura y la cultura, no tengo más que agradecer a Fidel Castro por obligar un día a Díaz Martínez a salir de su Cuba natal para no volver nunca más.

La isla caribeña perdió un referente nacional e internacional de la poesía contemporánea, mientras que nosotros, los habitantes de estas islas afortunadas damos más que nunca razón de ser al calificativo de ‘afortunada’ al contar entre nuestros vecinos no solo a un escritor de gran calibre y valía, a un excelente poeta y a un verdadero maestro de la palabra, sino también a un amigo entrañable, a un conversador divertido e inteligente y, sobre todo, a un buen hombre. Un hombre excepcional.

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Manuel Díaz Martínez. Cuba, 1936. Poeta y periodista. Ha publicado quince libros de poemas, entre los que figuran Vivir es eso (1967), Premio “Julián del Casal”, de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, y Memorias para el invierno (1994), Premio Ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. El Centro Cultural Cubano de New York le otorgó la medalla «La Avellaneda», en el 2006, por su aporte a la cultura cubana. Su poesía completa fue publicada en 2011 con el título de Objetos personales (1961-2011). Es autor de la antología Poemas cubanos del siglo XX (Hiperión, 2002). Su último poemario es ‘En La Isleta’ (Mercurio, colección Faro de La Puntilla, 2017).

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Josefa Molina Rodríguez (Gáldar, 1969) Periodista.

Autora de los poemarios ‘Inflexiones’ (Playa de Ákaba, 2017) y ‘Los versos de las Caracolas’ (2019), y de la novela ‘Ideales perdidos’ (Multiverso Editorial, 2020). Compiladora y coordinadora del libro ‘Baltasar Espinosa. Obras completas (1962-2011)’, editado por Mercurio Editorial, 2021.

Doble Mención honorífica en el I Certamen de Relatos Cortos organizado por el colectivo Tagoror, edición 2015. Finalista I Certamen de Relato Corto Pluma de Cigüeña, convocado por Piediciones, 2016. Segundo premio en el concurso de relato corto Espacio Ulises-Playa de Ákaba 2018. Finalista Premio Literario Multiverso 2019.

Autora en diversas antologías de prosa y poesía editadas por Playa de Ákaba. Las antologías ‘Perdone que no me calle’, ‘Mujeres 88 poetas canarias’, ‘Escritos a Padrón’ y ‘Jornadas de la Ermita’, cuentan también con relatos suyos.

Miembro fundador y presidenta de la Asociación de Escritoras y Escritores ‘Palabra y Verso’ (palabrayverso.com). Directora de la Charla literaria ‘El Ultílogo’. Produce y dirige el programa de radio literario ‘De la Palabra al Verso’. Blog personal: josefamolinaautora.com

Discurso de Fidel Castro en la clausura del Primer Congreso Nacional de Educación y Cultura. La Habana, 30 de abril de 1971.

Señores invitados:

Como saben los compañeros del Congreso, hoy llevamos ya dieciséis horas y cuarto trabajando todos sin parar un solo minuto.  Por eso nosotros no queremos abusar, ni mucho menos que algunos se vayan a dormir a esta hora, y por eso trataremos de ser breves. 

No vamos a hablar de los puntos, las conclusiones, las recomendaciones, porque de eso largamente se ha hablado y se acaba de exponer en la declaración del Congreso. 

Nos parece que lo más importante es señalar, a los efectos de sacar las conclusiones útiles, otros aspectos que merecen señalarse.  En primer lugar, este Congreso ha sido el desarrollo consecuente de una línea de masas en la educación. 

En este Congreso han participado prácticamente todos los profesores y maestros del país, que suman casi 100 000.  Tuvieron lugar miles de reuniones en la base.  Se trajeron al Congreso, y se discutieron 413 ponencias.  Se recibieron en el Congreso 7 843 recomendaciones.  Se compatibilizaron 4 703, es decir:  quedaron 4 703 después de compatibilizadas.  Y se discutieron 4 703 recomendaciones.  Y se aprobaron entre 2 500 y 3 000 —falta el dato exacto— que saldrán junto con los dictámenes, en las Memorias de este Primer Congreso. 

De manera que aquí se ha traído la expresión fiel de lo que piensan, lo que sienten, lo que anhelan, lo que preocupa y lo que desean nuestros educadores. 

Al éxito del Congreso ha contribuido el apoyo pleno de todas las organizaciones de masas y de los organismos.  De manera que en su Congreso los educadores han contado con un apoyo total del país. 

El Congreso se ha caracterizado por su magnífica organización, su extraordinario trabajo previo —que comenzó desde la base—; se ha caracterizado por la seriedad de los análisis y las discusiones; se ha caracterizado por la profundidad de los debates; se ha caracterizado por el extraordinario espíritu de trabajo. 

Se trabajó de verdad y sin descanso en este Congreso, ¡tanto, que apenas se durmió!  Y como resultado de ese trabajo se ha logrado lo que puede calificarse de un magnífico programa educacional para nuestro país, es decir, para esta etapa de la Revolución.  De hecho tenemos ya el programa de la educación para la Revolución para esta década, y que resume la experiencia de nuestros educadores en estos años. 

El Congreso ha puesto de manifiesto algo que no nos toma por sorpresa, que es el considerable número de cuadros y de valores educacionales que se han ido desarrollando en estos años de Revolución. 

El Congreso puso en evidencia también los niveles que se van alcanzando y la complejidad creciente de estos problemas.  Y, por tanto, la necesidad de un mayor esfuerzo de superación, de un mayor rigor en el estudio y en el trabajo, para responder a una exigencia creciente de la calidad y de la técnica en la medida en que crece el propio nivel de nuestros educadores.  Y en la medida en que crecen, por supuesto, las complejidades en nuestros problemas educacionales. 

Se reveló un superior espíritu de camaradería entre los delegados del Congreso.  Y entre los compañeros, prevaleció en todo instante un espíritu verdadero de fraternidad, de compañerismo, de cooperación, sin egoísmos, sin individualismos, sin grupismos, sin ninguna manifestación por parte de nadie absolutamente del deseo de prevalecer o de predominar o de ganar popularidad. 

El Congreso se caracterizó, además, por una gran exigencia.  Y en las sesiones plenarias prevalecía un fuerte espíritu de crítica y, podríamos decir, de presión por cada uno de los delegados que pedía hacer uso de la palabra.  Es decir, la rápida e inmediata inconformidad con el menor detalle, con el menor descuido, con la menor pérdida de tiempo. 

De manera que a nosotros nos parecía que este Congreso era un poco la imagen de la futura sociedad de nuestro país.  Y habrá que ver si en un mundo así podrá vivir un analfabeto, un ignorante, y si incluso no se plantea desde ahora, entre otras muchas razones que se han expuesto de orden económico, científico y de todo tipo, la educación como condición elemental de vida espiritual y moral del hombre del futuro.  Porque creemos que en una sociedad que avanza hacia niveles superiores de cultura, la vida para el ignorante será moralmente insoportable. 

Nosotros observábamos todas estas características a medida que se desenvolvía el Congreso, y meditábamos sobre estos problemas. 

Los debates fueron amplísimos en las Comisiones, los criterios fueron expuestos con absoluta franqueza, con absoluta libertad, como no se puede concebir en ninguna otra sociedad que no sea socialista, expresando en todo instante únicamente los intereses de la comunidad, los intereses de la patria, que son los intereses de los trabajadores, los intereses de los estudiantes, los intereses de los niños. 

No exponían aquí los profesores y maestros sus preocupaciones por un grupito de niños privilegiados que podían ir a la escuela, no venían aquí a defender con calor y con pasión las iniciativas y los criterios que irían a beneficiar una minoría de clases explotadora y privilegiada.  Defendían los criterios y los intereses de los hijos de nuestros trabajadores y de nuestros campesinos, a lo largo y ancho de la isla; expresaban y reflejaban las inquietudes por aquellos niños que van a las escuelas humildes todavía, sí, muy pobres todavía, pero muy dignas, de las montañas de Baracoa o de la Sierra Maestra o del Escambray o de la Ciénaga de Zapata o de la Península de Guanahacabibes. 

Estaban representando los intereses de todos los niños sin excepción; luchaban por todo aquello que de un modo o de otro podía mejorar la calidad de la enseñanza que reciben esos niños, la enseñanza de 1 600 000 niños matriculados en nuestras escuelas primarias, la de casi 200 000 estudiantes de los cursos regulares de la enseñanza media y superior y de cientos de miles de adultos que estudian en las escuelas de superación obrera y campesina u otras escuelas; en fin, los intereses de más de 2 300 000 personas que estudian, que quiere decir los intereses más sagrados de nuestro pueblo, los intereses más fundamentales de nuestra patria, de los cuales depende el presente, pero sobre todo depende en grado extraordinario el futuro. 

Eso es lo que representaban aquí los delegados al Congreso, todos:  los intereses de toda la sociedad, de una sociedad que ha erradicado la explotación del hombre por el hombre, que ha erradicado el sistema de explotación que existía. 

Y por eso, solo en un proceso revolucionario y solo después de una Revolución tan profunda como la que ha tenido lugar en nuestra patria podía tener lugar un congreso como este.  Porque en el pasado ¿qué habría sido un Congreso como este?  —y eso nos decían algunos delegados.  Demandas de tipo económico de toda índole, en medio de una lucha lógica por la supervivencia, facciones.  Aquí habrían estado representadas todas esas corrientes que fueron combatidas. 

Aquí habríamos tenido un conjunto de profesores y maestros representando, en algunas ocasiones, desde luego, estos mismos intereses que representan ahora: los de los campesinos, los de los obreros, los de los estudiantes; habrían tenido posiblemente una minúscula participación en este Congreso. 

Habrían estado representadas todas las organizaciones y partidos burgueses, un Congreso dividido en una docena de partidos; habrían estado representados —por supuesto— los intereses de los explotadores, bien representados. Aquí habrían estado representadas todas las corrientes más oscurantistas, más retrógradas y más negativas.  Eso no habría podido llamarse jamás Congreso. 

¿Pero qué caracterizó muy especialmente este Congreso?  ¿Qué nos llamó extraordinariamente la atención?  Y es que en este Congreso, donde se discutieron incontables cuestiones, donde se presentaron cientos de ponencias y miles de recomendaciones, en que lógicamente muchas de esas materias tenían que ser y eran objeto de apasionados debates, sobre todo todas aquellas que tenían que ver con las técnicas, con los problemas de los métodos, evaluaciones, problemas prácticos de los muchos que se han referido aquí; en este Congreso donde se discutió tanto sobre todos los problemas discutibles y controvertibles, sin embargo, en lo que se refiere a las cuestiones ideológicas, en lo que se refiere a las cuestiones revolucionarias, en lo que se refiere a las cuestiones políticas, había una posición firme, sólida, unánime, monolítica (APLAUSOS). 

Y los temas que suscitaban más ardor, más pasión y más unanimidad, los que provocaron los más clamorosos aplausos, fueron precisamente esos temas que abordaban las cuestiones ideológicas, las cuestiones políticas, las cuestiones revolucionarias, y que revelaban hasta qué punto las ideas revolucionarias, las ideas patrióticas, las ideas internacionalistas, las ideas marxista-leninistas han calado profundamente en el corazón y en la conciencia de nuestro pueblo y muy especialmente en una gran parte de nuestros educadores.  Y cómo los maestros enviaron aquí delegados que eran fiel reflejo de ese pensamiento, de esas ideas, de esas posiciones verticales y radicales en la política que es fundamental. 

Y por eso nosotros nos sentimos alentados y nos sentimos optimistas de saber que nuestros educadores —en cuyas manos está la educación de más de 2 millones de personas, la educación de la actual generación—, nuestro movimiento de educadores ha alcanzado ya esos niveles de conciencia revolucionaria y política. 

Se ha logrado elaborar un conjunto de ideas magníficas.  No podríamos pretender, ni mucho menos, que hemos logrado ya la perfección, que todas las ideas ya fueran las óptimas.  Pero sí tenemos la impresión de que nos hemos acercado al máximo, a lo óptimo. 

Y lógicamente en años sucesivos, y respondiendo incluso a nuevas experiencias y a nuevas necesidades, haremos mayores avances.  Pero con lo que se ha elaborado bien se puede decir que se inicia en nuestra educación una nueva etapa, de que se inicia una verdadera revolución en nuestra educación. 

Creemos que este Congreso significará un salto de calidad incuestionable; creemos que este Congreso contribuirá a poner en primer plano la importancia de la educación; creemos que este Congreso contribuirá decisivamente a que nuestro pueblo todo tome conciencia de la importancia fundamental de este problema. 

Creo que este Congreso que ha logrado “a priori” el apoyo de todos y muy especialmente de nuestras organizaciones de masas, tendrá asegurado ese apoyo en los años futuros en un nivel superior al que hayamos alcanzado jamás. 

Creo que este Congreso contribuirá a elevar extraordinariamente la dignidad de los educadores, que este Congreso elevará ante la conciencia de todo el pueblo el papel de los educadores como reconocimiento a su trabajo y, además, como reconocimiento a su sentido del deber. 

Y aunque el papel del educador merezca el reconocimiento de todo el pueblo, merecen especial reconocimiento esas palabras emanadas del Congreso al expresar que los propios educadores contribuirán decisivamente a ello, que los propios educadores deberán alcanzar el más alto puesto en la estima de nuestro pueblo por su propio esfuerzo, por su propio trabajo, por su propio espíritu de superación. 

En el Congreso se señalaron las dificultades que todavía nos encontramos —las muchas dificultades— en la realización práctica de las tareas de la educación; problemas de muy diversa índole, que iban desde los problemas de la familia, los problemas de los servicios, los problemas del transporte y, en fin, muchas de esas dificultades de orden material que obstaculizan el trabajo, el desempeño óptimo de la actividad, muchas de las cuales infortunadamente tardaremos todavía años por resolver.  Pero que, sin embargo, hay entre ellas muchas que pueden ser aliviadas, que pueden ser mejoradas en la misma medida en que todo el pueblo, todas las organizaciones de masa y todos los organismos ponían especial empeño en ayudar a obviarlas. 

Esa toma de conciencia acerca de la importancia de la educación por todo el pueblo, sin duda nos ayudará a facilitar las condiciones de trabajo de los maestros.  Esa toma de conciencia que es la que hace que cuando alguien en un carro —en los lugares donde no hay ningún otro vehículo— se encuentre un maestro esperando para ir a la escuela o de regreso de la escuela, enseguida se acuerde de que es un maestro, que ese maestro está formando a las nuevas generaciones, que cada hora que pierda, cada minuto que pierda lo pierde el país, y se detenga allí, por apurado que vaya, para prestarle una cooperación y una ayuda. 

He citado este ejemplo como uno de los muchos, de los miles de ejemplos en que la toma de conciencia, el espíritu de cooperación puede cooperar con el trabajo de la educación. 

De la misma manera los organismos que están al frente de los servicios, y muy especialmente las organizaciones de masas, cuyo apoyo es tan fundamental y decisivo en las tareas de la educación…

Porque algo en lo cual había unánime criterio es que la educación, donde los educadores juegan un papel muy importante, es sin embargo deber de todos y tarea de todos, obligación de todos y esfuerzo de todos (APLAUSOS). 

Por nuestra parte, por parte de la dirección de nuestro Partido y del Gobierno Revolucionario, que siempre ha tenido preocupación por los problemas de la educación, que sin duda de ninguna clase ha dado a esta actividad grandes recursos de todo tipo, al extremo de que hoy trabajan en el campo de la educación, de la cultura y de la ciencia —como expresó aquí en el día de hoy la compañera Olga— 165 000 trabajadores, casi   100 000 profesores y maestros, sin contar las decenas de miles de jóvenes que se están preparando para esta actividad. 

Tendrán —decimos— del Partido y del Gobierno Revolucionario el máximo interés, porque para todos nosotros este Congreso servirá además para que tengamos una información más pormenorizada, más detallada de los problemas, y además dispongamos de ese magnífico material que se ha elaborado para trabajar en el campo de la educación. 

Pues, aunque se hayan puesto al servicio de la educación grandes recursos, todavía no veíamos con suficiente claridad, todavía no acabábamos de ver con suficiente claridad cómo aún quedaban recursos potenciales para apoyar la actividad de la educación; recursos que la Revolución tiene en sus manos y que, aunque han trabajado en ese sentido, pueden todavía aportar mucho más a la educación. 

Tenemos, desde luego, las organizaciones de masas, identificadas absolutamente con la tarea de los educadores.  Pero además tenemos otros recursos técnicos, tenemos esos medios masivos de comunicación, tenemos esos recursos que se han señalado. 

Tenemos el Instituto del Libro, por ejemplo.  Es cierto que se ha hecho un esfuerzo de impresión grande.  Es cierto que se han triplicado, cuadruplicado, los libros impresos.  Es cierto que, incluso, si vamos a atender el 100% de las necesidades, todas esas imprentas y todas esas capacidades son todavía limitadas, aun incluyendo la nueva imprenta que nos facilitaron los amigos de la República Democrática Alemana y que está a punto de entrar en producción. 

Pero hay que tener un criterio preciso acerca de las prioridades de nuestro Instituto del Libro.  Y ese criterio se puede resumir con estas palabras:  en los libros que se impriman en el Instituto del Libro, la primera prioridad la deben tener los libros para la educación (APLAUSOS), la segunda prioridad la deben tener los libros para la educación (APLAUSOS), ¡y la tercera prioridad la deben tener los libros para la educación!  (APLAUSOS.) Eso está más que claro. 

A veces se han impreso determinados libros.  El número no importa.  Por cuestión de principio, hay algunos libros de los cuales no se debe publicar ni un ejemplar, ni un capítulo, ni una página, ¡ni una letra!  (APLAUSOS.) 

Claro está que tenemos que tener en cuenta el aprendizaje, nuestro aprendizaje.  Claro está que en el transcurso de estos años hemos ido cada día conociendo mejor el mundo y sus personajes.  Algunos de esos personajes fueron retratados aquí con nítidos y subidos colores.  Como aquellos que hasta trataron de presentarse como simpatizantes de la Revolución, ¡entre los cuales había cada pájaro de cuentas!  (RISAS.)

Pero que ya conocemos, y nuestra experiencia servirá para los demás, y servirá para los países latinoamericanos, y servirá para los países asiáticos y los países africanos. 

Hemos descubierto esa otra forma sutil de colonización que muchas veces subsiste y pretende subsistir al imperialismo económico, al colonialismo, y es el imperialismo cultural, el colonialismo político, mal que hemos descubierto ampliamente.  Que tuvo aquí algunas manifestaciones, que no vale la pena ni detenerse a hablar de eso.  Creemos que el Congreso y sus acuerdos son más que suficientes para aplastar como, con una catapulta esas corrientes. 

Porque en definitiva, en Europa, si usted lee un periódico burgués liberal de Europa y en Europa, para ellos los problemas de este país no, no son los problemas de un país a 90 millas de Estados Unidos, amenazado por los aviones, las escuadras, los millones de soldados del imperialismo, sus armas químicas, bacteriológicas, convencionales, y de todo tipo.  No es el país librando una épica batalla contra ese imperio que nos quiere hundir y bloquear por todas partes, ¡no! No son estos problemas que nos plantean las condiciones de un país subdesarrollado, que tiene que librar su sustento en condiciones difíciles.  No son los problemas de los más de 2 millones de niños y jóvenes o de estudiantes que tenemos que atender, llevarles libros, materiales, lápices, ropa, zapatos, muebles, pupitres, pizarras, medios audiovisuales, tizas, alimentos en muchas ocasiones —puesto que tenemos medio millón aproximadamente que comen en las escuelas—, aulas, edificaciones, ropa, zapatos.  ¡No!  Para esos señores que viven aquel mundo tan irreal estos no son problemas, esto no existe. 

Hay que estar locos de remate, adormecidos hasta el infinito, marginados de la realidad del mundo, para creer que estos no son nuestros problemas, para ignorar estos reales problemas que tenemos nosotros, que van desde el libro de texto, el medio audiovisual, el programa, la articulación de los programas, los métodos de enseñanza, los niveles, las preparaciones, etcétera, etcétera, etcétera.  Y creen que los problemas de este país pueden ser los problemas de dos o tres ovejas descarriadas que puedan tener algunos problemas con la Revolución, porque “no les dan el derecho” a seguir sembrando el veneno, la insidia y la intriga en la Revolución.  Por eso, cuando trabajábamos en estos días en el Congreso, algunos decían que seguramente a eso me iba a referir yo esta noche.  Pero, ¿por qué?  ¿Por qué tengo que referirme a esas basuras?  ¿Por qué tenemos que elevar a la categoría de problemas de este país problemas que no son problemas para este país?  (APLAUSOS.)  ¿Por qué, señores liberales burgueses?  ¿Acaso no sienten y no palpan lo que opina y lo que expresa la masa de millones de trabajadores y campesinos, de millones de estudiantes, de millones de familias, de millones de profesores y maestros, que saben de sobra cuáles son sus verdaderos y fundamentales problemas?  (APLAUSOS PROLONGADOS.) 

Algunas cuestiones relacionadas con chismografía intelectual no han aparecido en nuestros periódicos.  Entonces:  “¡Qué problema, qué crisis, qué misterio, que no aparecen en los periódicos!”  Es que, señores liberales burgueses, esas cuestiones son demasiado intrascendentes, demasiado basura para que ocupen la atención de nuestros trabajadores y las páginas de nuestros periódicos (APLAUSOS). 

Nuestros problemas son otros, y ya aparecerán las historias, y ya aparecerán los problemillas en alguna revista literaria:  más que suficiente.  Y algún rato de ocio, de aburrimiento —si es que cabe— lo puede dedicar el público como un entretenimiento o como una ilustración útil a esas cuestiones que quieren a toda costa que las elevemos a la categoría de problemas importantes. 

Porque ellos allá, todos esos periódicos reaccionarios, burgueses, pagados por el imperialismo, corrompidos hasta la médula de los huesos, a 1 000 millas de distancia de los problemas de esta Revolución y de los países como el nuestro, creen que esos son los problemas.  ¡No!, señores burgueses:   nuestros problemas son los problemas del subdesarrollo y cómo salirnos del atraso en que nos dejaron ustedes, los explotadores, los imperialistas, los colonialistas; cómo defendernos del problema del criminal intercambio desigual, del saqueo de siglos.  Esos son nuestros problemas. 

¿Y los otros problemas?  Si a cualquiera de esos “agentillos” del colonialismo cultural lo presentamos nada más que en este Congreso, creo que hay que usar la policía, no obstante lo cívicos y lo disciplinados que son nuestros trabajadores y que son estos delegados al Congreso.  No se pueden ni traer, eso lo sabe todo el mundo.  Así es.  Por el desprecio profundo que se ha manifestado incesantemente sobre todas estas cuestiones. 

De manera que me he querido referir a esto para explicarles el porqué a los liberales burgueses. 

Están en guerra contra nosotros.  ¡Qué bueno!  ¡Qué magnífico!  Se van a desenmascarar y se van a quedar desnudos hasta los tobillos.  Están en guerra, sí, contra el país que mantiene una posición como la de Cuba, a 90 millas de Estados Unidos, sin una sola concesión, sin el menor asomo de claudicación, y que forma parte de todo un mundo integrado por cientos de millones que no podrán servir de pretexto a los seudoizquierdistas descarados que quieren ganar laureles viviendo en París, en Londres, en Roma.  Algunos de ellos son latinoamericanos descarados, que en vez de estar allí en la trinchera de combate (APLAUSOS), en la trinchera de combate, viven en los salones burgueses, a 10 000 millas de los problemas, usufructuando un poquito de la fama que ganaron cuando en una primera fase fueron capaces de expresar algo de los problemas latinoamericanos. 

Pero lo que es con Cuba, a Cuba no la podrán volver a utilizar jamás, ¡jamás!, ni defendiéndola.  Cuando nos vayan a defender les vamos a decir:  “¡No nos defiendan, compadres, por favor, no nos defiendan!” (APLAUSOS.)  “¡No nos conviene que nos defiendan!”, les diremos. 

Y desde luego, como se acordó por el Congreso, ¿concursitos aquí para venir a hacer el papel de jueces?  ¡No!  ¡Para hacer el papel de jueces hay que ser aquí revolucionarios de verdad, intelectuales de verdad, combatientes de verdad!  (APLAUSOS.)  Y para volver a recibir un premio, en concurso nacional o internacional, tiene que ser revolucionario de verdad, escritor de verdad, poeta de verdad (APLAUSOS), revolucionario de verdad.  Eso está claro.  Y más claro que el agua.  Y las revistas y concursos, no aptos para farsantes.  Y tendrán cabida los escritores revolucionarios, esos que desde París ellos desprecian, porque los miran como unos aprendices, como unos pobrecitos y unos infelices que no tienen fama internacional.  Y esos señores buscan la fama, aunque sea la peor fama; pero siempre tratan, desde luego, si fuera posible, la mejor. 

Tendrán cabida ahora aquí, y sin contemplación de ninguna clase, ni vacilaciones, ni medias tintas, ni paños calientes, tendrán cabida únicamente los revolucionarios. 

Ya saben, señores intelectuales burgueses y libelistas burgueses y agentes de la CIA y de las inteligencias del imperialismo, es decir, de los servicios de inteligencia, de espionaje del imperialismo:  En Cuba no tendrán entrada, ¡no tendrán entrada!, como no se la damos a UPI y a AP  ¡Cerrada la entrada indefinidamente (APLAUSOS), por tiempo indefinido y por tiempo infinito!

Eso es todo lo que tenemos que decir al respecto. 

Ahora, esos instrumentos:  cuanto libro se publique aquí, cuanto papel se imprima, cuanto espacio dispongamos útil dondequiera, en todos los medios de divulgación, no digo que los vayamos a usar ciento por ciento en la educación.  Desgraciadamente, no podemos.  Pero no podemos no porque no estén disponibles ahí, sino porque no tendríamos los materiales, el personal calificado necesario para dedicar la televisión entera, entera a la educación.  Si la educación es atractiva, la cultura forma parte de la educación; las mejores obras culturales, las mejores creaciones artísticas del hombre y de la humanidad forman parte de la educación.  Pero todo lo que pueden ser usadas, serán usadas.  Y deberán ser cada vez más usadas. 

Aquí se hablaba de la necesidad que tenemos de películas infantiles, de programas de televisión infantiles, de literatura infantil.  Y no Cuba, prácticamente el mundo está carente de eso.  Pero, ¿cómo vamos a tener programas infantiles si surgen algunos escritores influidos por esas tendencias y entonces pretenden ganar nombre, no escribiendo algo útil para el país sino al servicio de las corrientes ideológicas imperialistas?  Cómo han estado recibiendo premios esos señores, escritores de basura en muchas ocasiones.  Porque independientemente de más o menos nivel técnico para escribir, más o menos imaginación, nosotros como revolucionarios valoramos las obras culturales en función de los valores que entrañen para el pueblo. 

Para nosotros, un pueblo revolucionario en un proceso revolucionario, valoramos las creaciones culturales y artísticas en función de la utilidad para el pueblo, en función de lo que aporten al hombre, en función de lo que aporten a la reivindicación del hombre, a la liberación del hombre, a la felicidad del hombre. 

Nuestra valoración es política.  No puede haber valor estético sin contenido humano.  No puede haber valor estético contra el hombre.  No puede haber valor estético contra la justicia, contra el bienestar, contra la liberación, contra la felicidad del hombre.  ¡No puede haberlo! 

Para un burgués cualquier cosa puede ser un valor estético, que lo entretenga, que lo divierta, que lo ayude a entretener sus ocios y sus aburrimientos de vago y de parásito improductivo (APLAUSOS).  Pero esa no puede ser la valoración para un trabajador, para un revolucionario, para un comunista.  Y no tenemos que tener ningún temor a expresar con toda claridad estas ideas.  Si los revolucionarios hubieran tenido temor por las ideas, ¿dónde demonios estarían?  Tendrían 10 cadenas en el cuello y 100 000 patas sobre los hombros —no digo pies—, patas de verdugos y de opresores y de imperialistas.  Por algo una revolución es una revolución y existe y se desarrolla. Y por algo existen los revolucionarios y para algo existen los revolucionarios. Y esas son y tienen que ser y no pueden haber otras valoraciones. 

Pues decíamos que, claro, es lógico que nos falten libros de literatura infantil.  Unas minorías privilegiadas escribiendo cuestiones de las cuales no se derivaba ninguna utilidad, expresiones de decadencia.  ¡Ah!, pero en parte también porque aquí se han adoptado ciertos criterios.  En los tiempos contemporáneos, ¿se considera intelectual a quién?  Hay un grupito que ha monopolizado el título de intelectuales y de trabajadores intelectuales.  Los científicos, los profesores, los maestros, los ingenieros, los técnicos, los investigadores, no, no son intelectuales.  Ustedes no trabajan con la inteligencia.  Según ese criterio los educadores no son intelectuales. 

Pero también ha habido una cierta inhibición por parte de los verdaderos intelectuales, que han dejado en manos de un grupito de hechiceros los problemas de la cultura.  Esos son como los hechiceros de las tribus en las épocas primitivas, en que aquellos tenían tratos con Dios, con el Diablo también, y además curaban, conocían las hierbas que curaban, las recetas, las oraciones, las mímicas que curaban. 

Y ese fenómeno todavía en medio de nuestro primitivismo se produce.  Un grupito de hechiceros que son los que conocen las artes y las mañas de la cultura y pretenden ser eso. 

Y por eso se ha planteado que nosotros en el campo de la cultura tenemos que promover ampliamente la participación de las masas y que la creación cultural sea obra de las masas y disfrute de las masas.  Y que los mejores valores que ha creado la humanidad en todos los siglos, desde la literatura antigua, las esculturas, las pinturas, igual que lo fueron los principios de la ciencia, la matemática, la geometría, la astronomía, puedan ser patrimonio de las masas, puedan estar al alcance de las masas, puedan comprenderlas y disfrutarlas las masas.  Y que las masas sean creadoras. 

¿No tenemos acaso casi 100 000 profesores y maestros?  ¿No hemos visto nosotros en este Congreso brillantísimas intervenciones, agudas y profundas inteligencias, imaginación, carácter, tantas virtudes a raudales?  ¿Es que acaso entre casi 100 000 profesores y maestros, para señalar solo un sector de nuestros trabajadores, no podrían promover un formidable movimiento cultural, un formidable movimiento artístico, un formidable movimiento literario?  ¿Por qué no buscamos, por qué no promovemos, para que surjan nuevos valores, para que podamos atender esas necesidades, para que podamos tener literatura infantil, para que podamos tener muchos más programas de radio y de televisión educacionales, culturales, infantiles?  Es eso lo que debemos hacer, es eso el movimiento de masas que debemos proponer. 

¿Qué mejor ejemplo que el de hoy, en los espectáculos que brindaron los alumnos, jovencitos de la secundaria y de la preuniversitaria?  Algunos de esos alumnos representaban determinadas escuelas, donde todos los alumnos participan en algún Círculo de Interés Científico, y donde todos los alumnos participan en actividades culturales, y escriben, escriben poesía, y obras literarias, y obras de teatro, y representan, y practican todas las actividades culturales.  Y aquí los hemos visto esta noche. 

Si nosotros podemos hacer eso en todas las escuelas, y podemos hacerlo —¿no vimos un grupo de niños?—, podemos y debemos hacerlo desde los círculos infantiles, en la escuela primaria, en la secundaria, en la fábrica.  ¿Qué pueden preocuparnos a nosotros las magias de esos hechiceros?  ¿Qué pueden preocuparnos, si nosotros sabemos que tenemos la posibilidad de a todo un pueblo hacerlo creador, de a todo un pueblo hacerlo intelectual, hacerlo escritor, hacerlo artista?  ¡Todo un pueblo!  Si la Revolución es eso, si el socialismo es eso, si el comunismo es eso, porque pretende para las masas, pretende para toda la sociedad liberada de la explotación los beneficios de la ciencia, de la cultura, del arte.  Si eso, y todo lo que forme parte del bienestar del hombre… ¿Por qué luchamos? ¿Para qué luchamos? 

¿Y qué era lo que precisamente excitaba el interés de ustedes, la pasión de ustedes, en este Congreso, si no pensando en lo que podían llevar allí de cultura, de adelanto, de mejora, de bienestar, de felicidad, a los niños y a los jóvenes y a los obreros que ustedes enseñan? 

Y eso es lo que queremos para todo el pueblo.  Eso es lo que queremos para las futuras generaciones.  Y en nuestras manos está.  ¿Qué nos lo impide?  ¿Qué nos lo puede impedir?  ¡Nada! Ninguna barrera, ningún obstáculo se impone, como no sean todavía nuestras limitaciones materiales, nuestras faltas de niveles, nuestras faltas de cuadros.  ¡Eso es lo único!

Aquí todos los recursos disponibles, todas las riquezas, todos los brazos, todas las inteligencias, todos los corazones, están al servicio de eso. 

Y esa será nuestra sociedad del futuro, representada aquí por estos jóvenes.  Pero es que tenemos que arreglárnoslas para llevar a la actividad a millones de niños y de jóvenes, luchar, trabajar por el desarrollo económico del país, por la base material, que junto al desarrollo de la ciencia, de la educación y del movimiento de cuadros y de personal calificado nos permita hacerlo. 

¡Nada nos lo puede impedir!  Esa es la maravillosa ventaja de nuestra patria hoy.  No vivimos en el capitalismo, no hay burgueses saqueando a los obreros, ¡no!  Nuestros recursos están en manos del propio pueblo. 

Y así, mientras Europa capitalista decae, y decae cada vez más, y no se sabe a dónde va a parar en su caída, como barco que se hunde…  Y con los barcos, en este mar tempestuoso de la historia, se hundirán también sus ratas intelectuales. 

Cuando digo ratas intelectuales, esté claro que no nos referimos, ni mucho menos, a todos los intelectuales. ¡No!  ¡Allá también son una minoría!  Pero digo los marineros, las ratas que pretenden convertir en cosa trascendental su mísero papel de tripulantes de embarcaciones que se hunden en los mares tempestuosos de la historia. 

Es así.  Y es cuestión de años, ¡y tal vez ni siquiera de muchos!  Es cuestión de tiempo. Esas sociedades decadentes, podridas y carcomidas hasta la médula de los huesos por sus propias contradicciones, no durarán largo tiempo.  Y mientras van hacia el fondo, nosotros, con trabajo, con esfuerzo, con dificultades, sí, pero vamos hacia arriba. 

Este Congreso lo demuestra. ¿Qué es esto sino la corroboración de esta idea, el fruto de esta Revolución, el fruto de esta profunda transformación de nuestras estructuras económicas y nuestras estructuras sociales?  Parte del cual es esta humanidad, esta fuerza monolítica, esta formación ideológica profunda, esta masa politizada de educadores, que saben donde están las debilidades, dónde están los problemas, cómo debemos combatirlos, qué debemos priorizar en esa lucha.  Y que nada nos lo puede impedir.  Que hoy nos lo impiden, repito, nuestras limitaciones, pero cada día tendremos más recursos, cada día tendremos más escuelas como la que inauguramos en días recientes; cada día tendremos más base material, más instalaciones, más medios audiovisuales, más recursos. 

Ahora será seguido con los incrementos de producción de barras para la construcción, de cemento, de industrias de la construcción; iremos disponiendo cada vez de recursos mayores, para construirlas primero una, después dos; después serán decenas, y después serán cientos.  Y sabemos que ese es nuestro porvenir.  Y ya no es un porvenir lejano:  ya se ve, ya se vislumbra. 

Estamos conscientes de cuanta escuelita pobre:  todavía hay        630 000 muchachos en aulas multígradas en el país, muchas escuelas todavía en peores condiciones.  ¡Pero vamos hacia delante!  Ese es nuestro porvenir, un porvenir ya no lejano. 

Los próximos años serán testigos de esos avances, los próximos años, ¡seguro!, producto de este espíritu que hoy tiene nuestro pueblo, nuestras masas de trabajadores, espíritu similar al que revelan nuestros educadores. 

Debemos señalar, al hablar de estos problemas, cómo nuestro país en medio del bloqueo, en medio de las agresiones imperialistas, sin embargo ha podido luchar, ha podido defenderse, ha podido fortalecerse; cómo, a pesar de nuestra escasez de recursos, hemos podido ir sobreviviendo estos años; podremos ir mejorando, y avanzando en la misma medida en que otros países también hermanos comienzan a despertar, en la misma medida en que otros pueblos hermanos empiezan a sumarse a esta batalla, en la misma medida en que comienza el aislamiento a la inversa —poco a poco y después ampliamente— del imperialismo que nos aisló y nos bloqueó.

Hay que decir que en estos años hemos tenido la cooperación, el apoyo de los países socialistas. Y, como hemos señalado en otras ocasiones, de la Unión Soviética muy especialmente.  Por eso, hoy tenemos la satisfacción de contar aquí con una delegación soviética presidida por el Presidente del GOSPLAN y viceministro de la Unión Soviética, el compañero Baibakov, que en estos días ha estado discutiendo planes de cooperación económica con Cuba, esencialmente las formas de nuevos desarrollos de renglones básicos de nuestra economía como, por ejemplo, la electricidad, que nos proponemos elevar en 300 000 kilowatts los próximos…  en algo más de 300 000.  Estamos montando instalaciones industriales eléctricas: Tallapiedra, Regla se empezará a montar, O’Bourke se está terminando, se harán otras instalaciones en Santiago de Cuba y Matanzas, que ya tenemos los equipos; y aparte de eso, capacidades adicionales por 300 000 kilowatts, que serán suministrados los equipos por la Unión Soviética y que nos permitirán elevar en más de un 50% nuestra actual capacidad eléctrica, que es ya más del doble de la que teníamos antes del triunfo de la Revolución (APLAUSOS). 

Y ya sabemos la necesidad que tenemos de esos recursos básicos para el desarrollo económico, para el propio desarrollo de la educación, aunque ciertamente hemos señalado la importancia fundamental de que esos recursos costosos nosotros los usemos de manera óptima y los sepamos ahorrar. 

Hay también implicados en estos análisis con la delegación soviética planes de desarrollo de la industria textil, también con el propósito de duplicar nuestras capacidades en los próximos cinco años, de la industria de pulpa y de papel, de la minería, de la mecanización de la caña, de los talleres automotrices y otros programas en estudio. 

De manera que sin duda, con un esfuerzo serio y responsable en todos los campos, como se está viendo en la educación, nosotros no tenemos la menor duda de que venceremos las dificultades cualesquiera que sean y marcharemos adelante. 

También en la noche de hoy se encuentra presente la delegación de otro país que ha tenido una actitud amistosa hacia nosotros y que han estado cooperando en planes de asistencia técnica, que es la delegación de Suecia. 

En el terreno de la educación, ellos nos están ayudando ahora a la construcción de un magnífico Instituto de Electrónica, muy moderno, con todos los medios de la base material.  E igualmente, para la provincia de Las Villas, un Instituto de Refrigeración, que es sumamente importante para nosotros, y de mecánica especializada. 

También nosotros ya hemos empezado a trabajar en ese Instituto de Electrónica.  Se están empezando a hacer también los primeros esfuerzos en el de refrigeración. 

Tenemos también y estamos en la necesidad de llevar adelante construcciones en la Facultad de Tecnología de la Universidad de La Habana, para instalar equipos que hemos estado recibiendo. 

De manera que frente a las dificultades, los obstáculos, frente al bloqueo imperialista, frente a la irritación y al mal humor de los imperialistas, nosotros marcharemos adelante.  Y sin duda que lo lograremos al ritmo más rápido posible en la medida en que optimicemos nuestros esfuerzos, en que optimicemos nuestros recursos, en que superemos nuestras debilidades, nuestras deficiencias. 

Y en esa marcha hacia adelante, los educadores tienen un papel fundamental, más que definido y expresado en el documento del Congreso, un papel decisivo.  Aunque desde luego —como les decía esta tarde a algunos delegados— el fruto del esfuerzo de hoy, los verdaderos frutos del esfuerzo de hoy, en la medida en que realicemos este magnífico programa trazado por el Congreso, no son frutos próximos. 

Les decía:  próximamente tendremos solo satisfacciones morales.  En los próximos cinco años, diez años, con esa enorme masa de más de  un millón de niños en la primaria, con esa explosión de alumnos hacia las secundarias de más de 100 000 por año, en la medida en que superemos nuestras actuales dificultades materiales y tengamos todos los libros y mejores libros, y mejores programas y más articulados, y más cuadros y mejores niveles y mejor base material y más medios audiovisuales y más maestros y más escuelas, los frutos del esfuerzo trazado en este Congreso y de los esfuerzos del país nos proporcionarán en lo fundamental satisfacciones morales. 

Desde luego, los millones de personas que estudien recibirán algo más que satisfacciones morales.  Recibirán una mejor educación, una magnífica perspectiva de futuro.  Las familias cuyos hijos se eduquen, cada vez en forma más eficiente, recibirán algo más que satisfacciones morales.  Experimentarán la satisfacción y la felicidad de ver para sus hijos esas perspectivas. 

Para la economía del país, en bienes materiales no habrá desde luego ahora, sino en largos años, los frutos. 

Y si miramos hacia adelante, los frutos de este Congreso, los mejores, los más altos, ya no solo en el orden moral, ya no solo en el orden de los beneficios directos de tener una mejor educación o la felicidad de la familia por esa causa, sino en el orden material, están a 20 años vista, a 25, a tal vez 30, cuando logremos mejores profesores de los multígrados de primero, segundo y tercer grados, cuando logremos muchos de los anhelos que nos hemos propuesto.  Solo dentro de 15, 20, 25, 30 años podrá el país ver los mejores frutos. 

Pero al menos tendremos todos grandes satisfacciones de orden moral.  Nuestros maestros y nuestros profesores, nuestros educadores, nuestros trabajadores de la cultura y de la ciencia tendrán el bienestar moral, tendrán la felicidad, tendrán la satisfacción de lo que más nos preocupa.  Porque si les preguntamos a ustedes qué los haría más feliz en los años futuros, ustedes dirán:  ¡Ese programa de educación, el cumplimiento de ese programa, el vencimiento y la superación de las dificultades, más recursos, más escuelas, más medios, más cuadros, más apoyo! 

Y nosotros estamos seguros de que para esta masa de casi 100 000 educadores, su mayor satisfacción, su mayor felicidad la irán experimentando en la medida en que vayan obteniendo esos logros y en la medida en que esos logros sean resultado del esfuerzo de ustedes mismos, en la medida en que sean fruto de este Congreso. 

Hoy, dentro de unos minutos, habrá terminado este evento.  Mas no debemos declararlo propiamente clausurado.  Hemos, si se quiere, clausurado una reunión. 

Ahí está el programa, ahí están los acuerdos.  Ahora hay que llevarlos a cabo, ahora hay que cumplirlos. 

¿Por qué vamos a disolvernos al uso tradicional?  ¿Por qué dejar de seguirnos considerando Congreso de la Educación y la Cultura?  ¿Por qué no considerarnos delegados de ese Congreso hasta el próximo Congreso?  (APLAUSOS.) ¿Por qué no declararnos aptos para reunirnos en cualquier otro momento en que haga falta otra vez?  (APLAUSOS.)

Si estamos contentos, si estamos satisfechos de esta camaradería, de esta fraternidad, de esta hermandad; si sabemos que tenemos grandes tareas por delante que tenemos que cumplir; si sabemos que tenemos que ir cumpliendo esas tareas y que irlas controlando, ¿por qué no seguirnos considerando Congreso? 

¿Por qué no tener de nuevo otras oportunidades de reunirnos en estos próximos tres años, si no por una semana, en ocasiones por un día, dos días, para llevar a cabo cualquier política, para discutir cualquier cuestión, para tratar cualquier problema? 

Y por eso nosotros proponemos, como el último acuerdo de estas sesiones, que nos sigamos considerando Congreso de la Cultura en activo, y que nos sigamos considerando aptos y dispuestos para volvernos a reunir en cualquier situación, en cualquier circunstancia para ver cómo marcha el programa, cómo marcha el trabajo, hasta que dentro de tres años sean elegidos los nuevos delegados del Congreso. 

Y por eso les preguntamos a ustedes si están de acuerdo (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE:  “¡Sí!”). 

Entonces que levanten la mano los que están de acuerdo (LOS DELEGADOS LEVANTAN LA MANO). 

¡Perfectamente! 

Y siguiendo la costumbre del Congreso:  ¿Hay alguien en contra?  (EXCLAMACIONES DE: “¡No!“)

¡Muy bien! 

Entonces les deseamos, compañeros, los mayores éxitos en el cumplimiento del programa trazado por el Congreso. 

¡Patria o Muerte!

¡Venceremos!

Ex oficiales de las FAR y el MININT firman manifiesto dirigido a los militares cubanos

Movidos por la actual crisis en la isla, un grupo de ex oficiales de las Fuerzas Armadas de Cuba y del Ministerio del Interior, entre los que figura el General de Brigada Rafael del Pino, han publicado un manifiesto que da inicio al «movimiento de militares cubanos objetores de conciencia».

La propuesta está inscrita en el 126 aniversario del Grito de Baire, «gesta definitiva por la independencia para iniciar la construcción de la patria que Martí deseaba alcanzar» y reconoce que «mientras en todo el país se generaliza la pobreza, una casta corrupta de altos oficiales y burócratas han constituido un estado mafioso y vive a sus anchas».

El documento, al que Radio y Televisión Martí tuvo acceso, señala que la élite militar controla «todas las actividades rentables en el monopolio de GAESA sin que nadie fiscalice sus operaciones e ingresos ni se inviertan las ganancias en beneficio del pueblo».

Además denuncia que el régimen ha desatado «una guerra contra el pueblo y sus iniciativas económicas».

«El nuevo estado mafioso bajo su control no se responsabiliza por la población, pero tampoco otorga libertades económicas ni políticas para buscar la prosperidad de forma independiente. Los ciudadanos son esclavos en una plantación moderna en la que ni siquiera se les garantiza el alimento», indica el texto.

​Los firmantes, entre los que se encuentran también el Teniente Coronel Omar Ruiz Matoses FAR-MININT (Fuerzas Armadas Revolucionarias-Ministerio del Interior)  -padre de los opositores Ariel y Omara Ruiz Urquiola-, el Teniente Coronel Mario Riva Morales FAR, el Teniente Coronel Alfredo Lima Pérez FAR, y el 1er Teniente Ángel Madrazo Giro MININT, han declarado lo siguiente como Objetores de Conciencia:

1- Nos oponemos a cualquier orden o plan de usar la fuerza militar para reprimir las justas protestas y demandas de la población. Una casta mafiosa imparte hoy órdenes represivas a los cuerpos armados contra nuestros compatriotas. Esas son órdenes inmorales. Nadie debe cumplir órdenes represivas contra nuestras familias, vecinos, amigos y demás ciudadanos. Exhortamos a todo el que pueda hacerlo que solicite su baja o jubilación de esos cuerpos. Basta ya de reprimir mujeres, ancianos, niños y jóvenes que exigen una vida digna.

2- Nos oponemos a que las FAR continúe el reclutamiento para el servicio militar general en medio de la actual crisis. El único peligro real e inmediato para la nación es la hambruna general. Los núcleos familiares necesitan poder contar hoy con sus jóvenes para que los apoyen en múltiples tareas vinculadas a la supervivencia cotidiana.

3- Nos oponemos a que GAESA continúe siendo un monopolio militar no transparente cuyas propiedades, accionistas, actividades y ganancias no son fiscalizadas de manera independiente ni de dominio público. Sus ganancias tienen que ser conocidas e invertidas en beneficio de toda la sociedad cubana. GAESA es el núcleo financiero de un nuevo estado mafioso. Una élite de militares y civiles corruptos se ha apropiado de las empresas económicas más lucrativas y se enriquece al margen de toda fiscalización. La nueva casta explotadora sigue hablando en nombre de la revolución que ellos mismos enterraron hace mucho tiempo mientras la población –en especial a los jubilados- es abandonada a la más terrible miseria. No hay ya una revolución ni socialismo que defender. ¡Basta ya!

4- Nos oponemos a que las armas sean usadas para agredir al pueblo. Nuestro deber profesional es protegerlo, no asesinar compatriotas. Si llegara el momento en que alguien se atreviera a impartir la orden de disparar contra el pueblo, el verdadero mandato de la patria a todos los militares en esas circunstancias es rechazarla y proteger a los ciudadanos de cualquier ataque. Ha habido demasiadas muertes. Lo que queremos y exigimos es “Patria y Vida”. La patria libre, independiente, soberana, democrática y próspera que soñó José Martí.

En declaraciones a Radio Televisión Martí, Ruiz Matoses, quien sirvió tanto en las FAR como en el Minint y cumplió 20 años de prisión por pedir la renuncia de Fidel y Raúl Castro, expresó que «ya es hora de que se escuche a un sector de las fuerzas armadas cubanas que no comulga con el estado de cosas de reinante en nuestra tierra». ■

Punto de vista

La prensa española divulga hoy unas declaraciones hechas por el vicepresidente del Gobierno y líder de Podemos, Pablo Iglesias, en las cuales éste afirma que “no hay una situación de plena normalidad política y democrática en España”, puesto que existen políticos independentistas catalanes “en las cárceles y en el exilio”. Es sorprendente esta deducción en boca del señor Iglesias, quien no hace mucho afirmó (el vídeo quizás pueda verse aún en Youtube) que Cuba –ese país con un solo partido político gobernado por los mismos mandamases desde hace 62 años, y que tiene la cuarta parte de su población en el exilio y a los opositores al régimen perennemente vigilados por la policía o encarcelados– es, nada más y nada menos, “una democracia ejemplar”. ¿Qué será la democracia para el señor vicepresidente de España?