LIBIA

El espeluznante linchamiento del tirano Gadafi, la proclamación de la ley islámica (sharía) como fundamento jurídico del Estado, la reactivación de la poligamia (hasta cuatro mujeres por hombre) y el vandalismo que están protagonizando los milicianos rebeldes -sin control y armados hasta las cejas- han disparado las alarmas en el mundo occidental respecto a Libia. Esto es visible, sobre todo, en los crudos comentarios que los lectores de esas noticias no cesan de enviar a los periódicos. Creo que hicieron bien las naciones occidentales que apoyaron militarmente la rebelión popular contra el régimen sangriento y liberticida de Gadafi, pero harían muy mal si se cruzaran de brazos frente al riesgo de que Libia, potencia petrolera, se convierta en un bastión del islamismo radical frente a las costas de Europa. Sería una dejadez imperdonable que nos costaría muy cara.